Amenaza de seísmos

Estambul, una ratonera en caso de terremoto

Tras el terremoto en el sureste turco, la mayor ciudad del país, también bajo riesgo sismológico, estudia su propia preparación ante una eventual catástrofe

El inspector Kadir revisa el estado de los edificios de Estambul en previsión de derrumbes por terremotos.

El inspector Kadir revisa el estado de los edificios de Estambul en previsión de derrumbes por terremotos. / ADRIÀ ROCHA CUTILLER

Adrià Rocha Cutiller

Kadir, taladro en mano, mientras se pone las gafas, pide a su compañero que se aparte, que pueden saltar virutas de hormigón. Entonces, Kadir, se pone a ello: con la máquina a la máxima potencia, el ingeniero empieza a destrozar la pared. No la cuida, ni busca hacerle un agujero limpio y preciso. 

El objetivo es retirar la pintura y el yeso, llegar al hormigón. Descubrirlo y desnudarlo y, una vez allí, ahora sí, ser más delicado en su trabajo. "Lo que intentamos hacer es realizar una prueba de resistencia de los cimientos del edificio y, después, con una conversión, sabremos la longevidad de este hormigón”, explica Kadir, cuyo tiempo es oro porque este edificio es uno de las decenas de miles que, durante los próximos meses, se tendrán que evaluar en todo Estambul, ciudad de 17 millones de habitantes. 

Así que el hombre, de pocas palabras, sigue a lo suyo: con un medidor, Kadir presiona el hormigón y hace el cálculo. "43 centímetros. 24 centímetros. 81 centímetros, le dice a su compañero, que va apuntando. "Estos cálculos, correlacionados con la edad del edificio, nos servirán para saber la calidad y la durabilidad del hormigón”, explica el ingeniero. Esto es solo el principio. Queda, aún, mucho trabajo que hacer.

Miedo histórico

Los habitantes de Estambul siempre han vivido con un cierto miedo, despertado, sobre todo, en el terremoto de Izmit de 1999, por el que murieron 17.000 personas cerca de la gran metrópoli turca. Cuando alguien busca comprar o alquilar un nuevo piso, las preguntas son siempre las mismas: "¿Es esta construcción de antes o de después del terremoto? ¿Tiene todos los permisos?"-Estambul, como Los Ángeles, San Francisco, Lima, Teherán y Tokyo, es una de esas ciudades que viven bajo la amenaza profética —siempre algo lejana— de un gran terremoto.

Pero la sacudida del mes pasado en el sureste turco lo ha cambiado todo. Con la cifra de 54.000 muertos entre Turquía y Siria sobre la mesa, el miedo ha renacido. Estambul, ciudad milenaria, se teme ahora a sí misma.

Vecinos reticentes

"En 2020 empezamos un proyecto para hacer estimaciones en caso de diferentes escenarios de terremoto, y comenzamos una iniciativa para estudiar el estado de los edificios de la ciudad, empezando por los más antiguos. En dos años conseguimos el permiso para entrar a 27.000 viviendas”, explica Özlem Tut, jefa del departamento de gestión de riesgos sísmicos del ayuntamiento de la ciudad, y que antes era difícil conseguir los permisos de los vecinos porque muchos no querían, no veían la necesidad. 

Todo, ahora, ha cambiado. "En el mes que llevamos tras el terremoto del sureste hemos recibido 140.000 peticiones. El seísmo ha impactado mucho a la gente. Estamos intentando organizar nuestros equipos y estamos algo desbordados, pero nuestro objetivo es renovar y asegurar Estambul en el menor tiempo posible. Esto es lo que deseamos", explica Tut.

El peligro en casa

Turquía, situada en una zona de mucha actividad tectónica, está recorrida por dos fallas, que cruzan el país de este a oeste. La falla del sur fue la que provocó el terremoto del mes pasado; la del norte, que pasa justo por la ciudad del Bósforo, es la que profetiza un gran seísmo en Estambul. 

"Los números del terremoto que hemos vivido son durísimos y dan de verdad mucho miedo. En caso de que hubiese una sacudida de la misma magnitud en Estambul… dudo que el resultado fuese distinto. Por desgracia, los datos que tenemos son muy malos", explica Tut, cuyo departamento estima que cerca de 90.000 edificios de la ciudad están en riesgo muy alto de colapsar en caso de un terremoto de 7,5 en la escala de Richter

"Son edificios de pisos y viviendas antiguas, de cuatro ó cinco plantas", dice Tut. Los números y las estimaciones asustan: si en cada uno de estos edificios, digamos, viven 20 personas, esto significa que cerca de dos millones de personas están en riesgo de ver como sus paredes se les derrumban encima en caso de un gran terremoto. 

Para muchos, además, el dilema es grande: con una inflación desbocada en Turquía, muy pocos pueden permitirse abandonar sus viviendas actuales, en el caso de resultar inseguras, para mudarse a edificios en mejores condiciones. 

"Al final de nuestras inspecciones, nuestro trabajo es recomendar a los vecinos un reforzamiento de los fundamentos o la demolición entera del edificio, en caso de que realmente no sea seguro. Pero no podemos hacer más. La decisión está en sus manos", explica Tut. 

Kadir y su compañero terminan y se van. En unos días tendrán los resultados. Pero ahora el tiempo apremia: quedan aún muchas viviendas -decenas de miles- pendientes de inspeccionar.

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