Ceremonia de coronación

Carlos III, coronado rey en una histórica ceremonia que abre una nueva era en la monarquía británica

Unos 2.200 invitados asisten a la entronización y miles de personas siguen los actos junto a la Abadía de Westminster y el Palacio de Buckingham bajo una lluvai

Laura Puig | Lucas Font

El Reino Unido ha culminado este lluvioso sábado, 6 de mayo de 2023, un relevo histórico en la monarquía británica. Carlos III ha visto cumplido su destino a los 74 años y ha sido coronado rey en una fastuosa ceremonia en la Abadía de Westminster cargada del boato de las grandes ocasiones, pero también más corta y austera que su último precedente, hace 70 años. Un acto del que han sido testigos unos 2.200 invitados de todo el mundo, entre ellos un centenar de jefes de Estado, y miles de personas en el centro de Londres y con el que se ha solemnizado, ocho meses después de la muerte de Isabel II, el inicio de una nueva era en la institución.

Ceremonia muy musical y cargada de simbolismo para coronar a Carlos III

Agencia ATLAS / Foto: Reuters

Con una puntualidad envidiable, los reyes Carlos y Camila han salido a las 10.20 horas (una hora más en España) del Palacio de Buckingham a bordo del carruaje del Jubileo de Diamante, construido con ocasión del 60º aniversario del reinado de Isabel II, con el que han recorrido los dos kilómetros que separan la residencia de los monarcas británicos de la abadía. Un recorrido también más corto que el realizado por Isabel II en 1953.

El rito en el interior de Westminster ha reproducido una ceremonia que se remonta al año 973, pero también ha incluido algunos cambios con los que Carlos ha querido marcar el principal objetivo de su reinado: la modernización de una institución que muchos creen poco acorde con los tiempos actuales y con un apoyo menguante entre la población.

Por expreso deseo del rey, la aristocracia ha sido relegada de los roles que mantenía hasta ahora, y en su lugar han ocupado un papel preponderante mujeres, representantes de minorías étnicas y líderes de otras confesiones religiosas, así como individuos condecorados por su trabajo en beneficio de la comunidad.

El monarca ha sido recibido por un niño a la entrada en la abadía, que se ha dirigido a él: "Su majestad, como hijos del reino de Dios le damos la bienvenida en nombre del Rey de reyes". Carlos III ha respondido: "En su nombre y siguiendo su ejemplo, no he venido a ser servido, sino a servir", dando inicio a la ceremonia religiosa oficiada por el arzobispo de Canterbury, el primado de la Iglesia de Inglaterra, Justin Welby.

Juramento y unción

El rey Carlos III realiza su juramento ante la biblia y el arzobispo de Canterbury

Vídeo: AGENCIA ATLAS

Tras prestar juramento sobre la Biblia, el monarca ha sido ungido con aceite de olivas cultivadas en el Monte de los Olivos de Jerusalén y consagrado en la Iglesia del Santo Sepulcro para la ocasión. Esta parte, la más solemne, ha sido realizada en secreto, con el rey y el arzobispo ocultos por un panel de tela bordada con motivos de ángeles y un árbol con 56 hojas que representan a cada uno de los países de la Commonwealth.

Sentado en la silla de roble de San Eduardo, Carlos ha recibido el orbe, varios cetros y espadas, así como un anillo que simbolizan el poder, la autoridad y los deberes del monarca y el poder de Dios. Y por último, el arzobispo de Canterbury ha colocado sobre su cabeza la corona de San Eduardo, de oro macizo de 22 quilates y 444 gemas y piedras preciosas engastadas. Su hijo Guillermo, el príncipe de Gales, se ha arrodillado y le ha jurado lealtad.

A continuación ha sido el turno de la reina consorte, Camila, que en este caso ha sido coronada con la corona de María de Teck, con la que fue entronizada la bisabuela de su esposo en 1911. La llegada al trono de Camila también supone una imagen histórica por la controversia que rodeó en su día, dentro y fuera de la familia real, a quien fuera la amante de Carlos durante su matrimonio con la fallecida princesa Diana de Gales.

El Reino Unido se viste de gala para la coronación de Carlos III

PI STUDIO

El papel de Enrique

Entre los invitados, muchas miradas estaban puestas en el príncipe Enrique. Envuelto en polémicas por la revelación de episodios embarazosos para la corona en sus memorias y el documental de Netflix, el hijo menor del rey, ha asistido al acto sin su esposa, Meghan Markle. La duquesa de Sussex anunció a mediados de abril que no acudiría a la coronación y que permanecería en Estados Unidos, donde reside, con sus dos hijos, Archie y Lilibeth.

Enrique ha sido colocado en tercera fila, junto a algunos de sus primos, y no ha estado presente ni en el desfile de regreso a Buckingham ni en el saludo del balcón que han realizado los reyes junto a otros miembros de la familia real. Junto a Carlos y Camila, han aparecido los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, y sus tres hijos; los duques de Edimburgo, Eduardo y Sofía, y la princesa Ana, hermana del monarca. De hecho, tras la ceremonia, el duque de Sussex ha cogido un avión para regresar a Los Ángeles y celebrar el cuatro cumpleaños de Archie.

Tampoco ha jugado ningún papel el príncipe Andrés, quien fue despojado el año pasado de todos sus títulos militares y patronazgos reales a raíz de las denuncias de abuso sexual de la estadounidense Virgina Giuffre cuando esta era menor de edad.

Los reyes Felipe y Letizia han sido los únicos miembros de la familia real española que han acudido a la coronación. En esta ocasión no han asistido el rey Juan Carlos ni la reina Sofía, a diferencia de en el funeral de la reina Isabel II, ni tampoco la princesa Leonor. El jefe de Estado ha llegado a la abadía vestido con el uniforme de capitán general del Ejército de Tierra, mientras que la reina Letizia ha elegido un vestido rosa de Carolina Herrera.

Lluvia inclemente

Mientras se desarrollaba la ceremonia en el interior de la abadía, miles de ciudadanos han aguantado durante horas bajo una lluvia que no ha tenido piedad y que ha obligado a recortar el desfile aéreo planificado. Muchos se han concentrado a lo largo del recorrido entre Buckingham y Westminster, y otros tantos han acudido a diversos parques de la ciudad donde se han instalado pantallas gigantes para seguir los actos.

En Hyde Park, los devotos seguidores de la casa real iban preparados con Pimm's (licor de hierbas con ginebra) o botellas de 'champán' inglés para brindar y jalear cada momento cumbre de la ceremonia. Debbie, británica pero residente en Madrid desde hace 21 años por amor, ha viajado a propósito para vivir el acontecimiento histórico después de haberse perdido el jubileo y el funeral de Isabel II. Está con su amiga Lorraine, londinense, quien expresa una ardua defensa de la institución: "Representa continuidad y estabilidad, y está al margen de la política".

Lluvia, paraguas, miles de asistentes y fervor real en las calles de Londres

Agencia ATLAS / Foto: EFE

"Su contribución es increíble. Aportan más dinero del que reciben, atraen turismo, realizan muchas obras de caridad...", opina sobre los Windsor Penny, también vecina de Londres. "Confío en Carlos. Ha estado aprendiendo su trabajo durante 60 años, ha tenido a los mejores maestros", añade Matthew, su marido.

Los fastos de la coronación, cuyo coste ha generado una enorme controversia, también han provocado protestas en la calle de los republicanos. El responsable del principal movimiento antimonárquico británico, Republic, Graham Smith, y otros cinco miembros de la organización han sido detenidos a primera hora de este sábado durante los preparativos de la protesta en Trafalgar Square.

Un miembro de Republic ha asegurado a EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, del grupo Prensa Ibérica, que la policía les ha arrestado por "llevar pancartas y megáfonos". El activista, que responde al nombre de Radical, ha asegurado que la policía no les advirtió con antelación: "La Policía Metropolitana estaba al tanto de que íbamos a llevar material porque lo ponía en nuestra web. No nos advirtieron en ninguna de las reuniones presenciales y por vía Zoom que hemos mantenido estos días", ha explicado.

A pesar de las detenciones, los antimonárquicos han podido realizar su protesta y mostrar sus pancartas en contra del rey y exigiendo la abolición de la monarquía. Sus gritos de 'Not my king' eran contestados con cánticos del 'God save the king' por parte de otros asistentes al acto ante la atenta mirada de los policías apostados en este rincón del recorrido. La realización de la BBC ha evitado mostrar la contestación.