Violencia enquistada

75 años del Estado de Israel: de la utopía socialista a una democracia en riesgo

Las calles del Estado judío son actualmente escenario de nuevos clamores que dividen el país en dos

75 años del Estado de Israel: de la utopía socialista a una democracia en riesgo.

75 años del Estado de Israel: de la utopía socialista a una democracia en riesgo. / Nir Elías

Andrea López-Tomàs

Tan solo tres años después del exterminio de un tercio del pueblo judío en el Holocausto, miles de supervivientes celebraban el fin definitivo de su sufrimiento. A las puertas del Museo de Tel Aviv, en una soleada tarde de mayo de 1948, una multitud judía se entregaba al entusiasmo. Nacía entonces el Estado de Israel. Suponía "el establecimiento de un Estado judío en Eretz Israel", afirmaba su primer mandatario, David Ben Gurion, usando el nombre del territorio de los israelís en los textos bíblicos. Los gritos y las carcajadas compartidas inauguraban una nueva nación bajo un único reclamo. Ahora, 75 años después, esas mismas calles son escenario de nuevos clamores que dividen el país en dos. 

Mientras intelectuales judíos teorizaban sobre el sionismo a finales del siglo XIX, la primera semilla del bosque que sería Israel se plantó en los kibutz. Allí, se instalaron los primeros colonos judíos en un sistema que no tiene nada que ver con los asentamientos ilegales actuales que desmiembran el territorio de la Palestina histórica. Estratégicamente colocadas en las que son hoy las fronteras israelís, estas entidades autónomas proporcionaban todo a sus miembros a cambio de mantener la comuna a través del trabajo duro. La ideología socialista secaba el sudor y justificaba las horas bajo el sol labrando bajo la tierra. En ese primer Israel, la utopía de izquierdas parecía una inminente realidad.

40 años de hegemonía laborista

"Desde principios de los 30, la hegemonía en el movimiento sionista siempre estuvo a cargo de los laboristas, del cual los kibutz formaban parte", rememora Itamar Rabinovich, embajador del difunto Yitzhak Rabin en Estados Unidos y jefe del equipo negociador con Siria en los 90. Nacido en 1942 en la aún británica Jerusalén, ha sido testigo privilegiado del nacimiento y crecimiento de su país. "La supremacía laborista duró más de 40 años", cuenta a EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, del grupo Prensa Ibérica. A través de la evolución de estas excepcionales estructuras, se puede conocer la historia política y social de Israel. Ahora, la población de estas comunas, más privatizadas e individualistas, supone apenas un 1,29% de los casi 10 millones de habitantes del Estado hebreo.

El Israel de hoy es un país abiertamente capitalista, y con una sociedad de derechas. Antes de las elecciones del pasado noviembre, el 62% de la población se consideraba de derechas, en comparación con el 49% tres años antes, de acuerdo a las encuestas del Instituto de la Democracia de Israel. Y eso se ve reflejado en su actual Gobierno, el más derechista de su historia. "La historia de Israel es una historia de éxito con problemas subyacentes muy presentes e, irónicamente en este 75º aniversario, muchos de ellos han salido a la superficie, intensificados y exacerbados por el actual plan del Gobierno de Binyamín Netanyahu", apunta Rabinovich. "Ellos lo llaman reforma judicial, pero nosotros y muchos israelís en la sociedad civil lo calificamos como golpe judicial", denuncia a este diario.

Ha sido precisamente esta iniciativa la que ha traído a multitudes a las calles. Decenas de miles de israelís se manifiestan cada sábado en contra de los intentos del Ejecutivo de Netanyahu de debilitar el poder judicial. La ausencia de una Constitución escrita pone de nuevo en riesgo la, hasta ahora, firme democracia israelí. En las primeras elecciones generales en enero de 1949, la Asamblea Constituyente resultante emitió el mandato para diseñar su Carta Magna. Pero, en aquel momento, y como ha ocurrido a lo largo de su historia, Israel ha estado enfrascado en importantes guerras por el territorio que han determinado la psique israelí.

Trilema de Israel

"El sueño sionista está amenazado por la falta de una solución a la cuestión palestina", insiste Rabinovich. El exembajador se remonta a la Guerra de los Seis Días de 1967 como la espina clavada que no llega a convertirse en cicatriz. Desde entonces, las autoridades israelís imponen una ocupación militar en los territorios de Cisjordania y Jerusalén Este, bajo la que controlan y reprimen a millones de palestinos. En 1967, y cuando más tierra consiguió bajo su control, Israel empezó a vivir en un trilema del que no consigue salir. En su 75º aniversario, la realidad actual pone de manifiesto que no puede ser al mismo tiempo un Estado judío, tener un carácter democrático y mantener el control sobre todos los territorios y poblaciones que ahora domina.

Mientras los palestinos de Gaza lamentan otra Nakba, otra catástrofe, con más de una treintena de muertos por ataques aéreos israelís, la sociedad hebrea trata de recuperarse del trauma de sentir a centenares de cohetes planeando sobre sus cabezas durante días. La historia en ese pedazo de tierra es cíclica. Pero cada vez hay menos empatía entre los bandos. El Israel de hoy vive enquistado en la violencia mientras sus líderes tratan de consolidar una utopía que es la de un Estado exclusivamente judío. La demografía, en cambio, sigue yéndole a la contra, con las poblaciones palestinas y ultraortodoxas liderando la natalidad. La polarización se hace presente en aquellas mismas calles que, hace 75 años, solo albergaban abrazos.

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