Conferencia de Seguridad de Múnich
Europa busca una estrategia común de Defensa urgente ante el ninguneo de EEUU
París convoca una cumbre con sus principales socios en respuesta a la declarada hostilidad de Washington, a la que acudirá Pedro Sánchez

Aspecto de una de las mesas redondas mantenidas durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, este fin de semana. / Matthias Schrader / Associated Press/LaPresse

Europa no puede seguir soñando con que, tal vez, la administración Donald Trump no le será tan hostil como temía. Un mes después del regreso a la Casa Blanca del presidente republicano, Washington no ha mandado más que señales negativas al bloque comunitario, además de arengas más propias de un rival que de un aliado. En cuestión de tres días se han derrumbado incluso las esperanzas de un trato al menos cordial. Primero fue el 'ajuste de cuentas' lanzado el viernes desde la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC) por el vicepresidente J.D. Vance, acusando a Europa de socavar la democracia. Le siguió el sábado la advertencia del enviado de Trump para Ucrania, el general Keith Kellogg, de que no habrá un lugar para Europa en las negociaciones directas entre Kiev y Moscú que impulsa Washington. Trump está más predispuesto a hablar con Vladímir Putin, como ya hizo, que a hacerlo con los aliados europeos de la OTAN. El domingo, al cierre del foro internacional de la capital bávara, París confirmó la convocatoria de una cumbre este lunes entre los 'principales socios' europeos para afrontar la política de seguridad europea.
La iniciativa parte del presidente Emmanuel Macron, reconocido impulsor de todo lo que signifique avanzar hacia una política de Defensa propia. Según su ministro de Exteriores, Jean Noël Barrot, será un encuentro 'informal', algo que, afirma, se produce de forma regular a escala comunitaria. Tan rutinaria no parece que vaya a ser. Acudirán, según la agencia Reuters, los jefes de Gobierno de España -- Pedro Sánchez viajará el lunes a París -- así como de Reino Unido, Polonia, Italia y Dinamarca, que representará a todos los países nórdicos y bálticos. También el presidente del Consejo Europeo, el presidente de la Comisión Europea y el secretario general de la OTAN. Es decir, prácticamente todo el flanco este de la OTAN, principales interesados en reforzarse frente a Rusia y en tener una voz en el plan para el fin de la guerra que Trump quiere manejar sin contar con Europa. Dinamarca precisa mostrar la máxima cohesión, frente al propósito de Trump de hacerse con el control de Groenlandia, territorio autónomo danés.
Ucrania es el tema prioritario y también el planteamiento presentado ante la MSC de Múnich por su presidente, Volodímir Zelenski, según el cual Europa no tendrá garantizada su seguridad mientras no se dote de un ejército propio. Ni ahora, ni tampoco de prosperar la iniciativa para poner fin a la guerra.
Macron toma la delantera
En la víspera de esta reunión, el Elíseo ha hecho un llamamiento a que Europa trabaje unida ante la nueva posición tomada por EEUU, en relación a la llamada que Trump y Putin mantuvieron esta semana. “Consideramos que, como resultado de la aceleración en la cuestión ucraniana, y también como resultado de lo que dicen los líderes estadounidenses, los europeos tenemos que hacer más, mejor y de forma más coherente por nuestra seguridad colectiva”, destacó un asesor del presidente Emmanuel Macron.
La reunión convocada por el Elíseo para debatir sobre la posición que toma el bloque europeo sobre Ucrania pretende “facilitar el desarrollo de las conversaciones en Bruselas", señaló. La reunión se ha organizado en un formato reducido por “razones prácticas”, según el Gobierno francés, aunque tiene la intención de ser inclusiva, añadió. "Para nosotros, todo el mundo está involucrado, todo el mundo debe poder participar en la conversación."
“El objetivo es determinar qué pueden hacer los europeos por sí mismos, dada la aceleración que estamos viviendo en Ucrania a raíz de las iniciativas del presidente Trump”, ha añadido esta misma fuente. “Estas iniciativas son una oportunidad en el sentido de que pueden ayudar a acelerar el fin de la guerra en Ucrania, pero obviamente todavía tenemos que llegar a un acuerdo y ver en qué condiciones se puede poner fin a la guerra”, ha apuntado el consejero, subrayando “las necesidades de soberanía y seguridad tanto de Ucrania como de Europa”.
Europa debe ahora prestar atención a “las consecuencias” de todos los debates iniciados en los últimos años sobre la soberanía europea bajo la iniciativa del presidente Macron, subrayó nuevamente el Elíseo. “Ahora tenemos herramientas para contribuir a una paz robusta y sólida en Ucrania, en beneficio de Ucrania y también de los europeos”, insistió el asesor.
Recelos polacos e ímpetu ultraderechista
La idea de un ejército propio topa con el rechazo de Polonia, país que ejerce la presidencia de turno del Consejo Europeo. "No puede haber un ejército unificado europeo. Hay que ir con mucho cuidado con ese término. Puede dar lugar a interpretaciones equívocas”, afirmó desde Múnich el ministro de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski. El jefe de la diplomacia polaca se había avanzado al Elíseo al informar el sábado de la preparación de esa cumbre a través de su cuenta en X, lo que París no confirmó hasta el domingo.
Los recelos polacos se atribuyen a que Varsovia teme que la creación de un ejército propio invite aún más a EEUU a desentenderse de Europa. También a los desniveles entre las aportaciones de los distintos socios europeos en materia de Defensa. Varsovia destina ya alrededor del 4% de su PIB a Defensa y se propone orientarse al 5%, lo que le convertiría en 'alumno ejemplar' de EEUU. En la misma dinámica se encuentran los tres estados bálticos, Estonia, Letonia y Lituania. Pero no Alemania, que en 2024 cumplió por primera vez con el objetivo declarado del 2%. Otros aliados, como España, están por debajo de ese umbral.
Hay un tercer elemento a tener en cuenta, a ojos de Varsovia, como es la creciente influencia a escala europea de partidos ultraconservadores o ultraderechistas. Este es el caso de Hungría, gobernada por el Fidesz de Víktor Orbán, máximo aliado en Europa de Putin y, a la vez, representante entre el trumpismo del bloque comunitario. Son partidos euroescépticos, como el neerlandés Partido de la Libertad de Geert Wilders o su equivalente austríaco FPÖ de Herbert Kickl.
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