Derecha populista
Inmigración descontrolada y estancamiento económico: los motivos detrás del auge de Reform UK en el Reino Unido
La formación, gran vencedora de las elecciones locales, aspira a desprenderse de la etiqueta de partido protesta y a convertirse en una alternativa seria de cara a las próximas grandes citas electorales

El líder de Reform UK, Nigel Farage, celebra con los brazos en alto el resultado de las elecciones locales del pasado viernes. / EP

El ascenso del partido de derecha populista Reform UK en el Reino Unido parece no tener final a la vista. La formación fue la principal vencedora en las elecciones locales celebradas el jueves en parte de Inglaterra, alimentada por la insatisfacción con los dos grandes partidos, el Partido Laborista y el Partido Conservador, en materias como la inmigración y la economía. El aparente hartazgo con el modelo bipartidista, sumado a la figura carismática del líder populista Nigel Farage, han consolidado a la formación, que aspira a desprenderse de la etiqueta de partido protesta y a convertirse en una alternativa seria de cara a las próximas grandes citas electorales, especialmente en las generales de 2029.
Farage, desaparecido de la primera línea política en los años posteriores a un Brexit que él mismo impulsó, ha sabido captar el momento indicado para dar un paso al frente y regresar a la arena pública. El desgaste de los conservadores tras 14 años en el Gobierno, así como la incapacidad de los laboristas para revertir la maltrecha situación de la economía y de frenar la llegada irregular de inmigrantes en su primer año al frente del Ejecutivo, han sido el mejor caldo de cultivo para el líder populista.
Malestar social
"Reform UK se está aprovechando de lo mismo que otros partidos de derecha radical en otros países: tienen planteamientos de izquierdas en lo económico pero muy de derechas en lo social", explica Sam Power, profesor de política en la Universidad de Bristol. "Esto les permite atraer a votantes conservadores y también a votantes laboristas descontentos, especialmente en los bastiones del partido situados en el norte y en el centro de Inglaterra", añade Power, en referencia a las zonas más empobrecidas del país debido a la desaparición progresiva de la industria en las últimas décadas.
Los populistas se han aprovechado del malestar generado por algunas decisiones del Gobierno laborista en los últimos meses, entre ellas la eliminación de las ayudas al pago de la luz y del gas para los pensionistas y los recortes en las prestaciones sociales para las personas con discapacidad. El primer ministro, Keir Starmer, ha atribuido estos recortes al agujero económico heredado de los gobiernos conservadores y ha tratado, al mismo tiempo, de destacar los logros de su Gobierno, incluida la reducción de las listas de espera en la sanidad pública o el aumento del salario mínimo. Los avances anunciados hasta ahora, sin embargo, no han sido suficientes para recuperar la confianza del electorado.
Proceso de profesionalización
Los resultados de las elecciones de este jueves han abierto una nueva etapa en la política británica, con un nuevo contendiente en la lucha por el poder, pero el auge del partido de Farage no está exento de desafíos. El primero de ellos será gestionar el crecimiento exponencial de su militancia, algo que requerirá mucha mano izquierda para evitar casos de miembros que se salgan de la línea oficial y perjudiquen la imagen del partido. "Los mecanismos de supervisión son menos fiables a medida que los partidos van creciendo. Este es un problema que afecta a todas las formaciones, pero en el caso de Reform UK le afectará todavía más porque es un partido nuevo en proceso de profesionalización", advierte Power.
La formación, que cuenta actualmente con apenas cinco representantes en la Cámara de los Comunes, ya dio muestras de divisiones internas hace unos meses, cuando el diputado Rupert Lowe criticó las actitudes "mesiánicas" de Farage y fue expulsado del grupo parlamentario. Además de las posibles disputas internas, los rivales de Reform UK aseguran que la transición de un partido de protesta a un partido con capacidad para gobernar le acabará pasando factura, a medida que vaya consiguiendo más cuotas de poder en las administraciones públicas.
Farage ha prometido acabar con la inmigración irregular, la cual está registrando niveles récord en lo que llevamos de año, así como potenciar la industria para crear nuevos puestos de trabajo cualificados, dejando de lado la agenda verde. Unos mensajes que están calando entre la población y que están perjudicando especialmente al Partido Conservador. Algunos miembros destacados de los 'tories' ya han abierto la puerta a posibles acuerdos con Reform UK, pero por ahora tanto el líder populista como la líder conservadora, Kemi Badenoch, han rechazado esta posibilidad. "Este es el principio del fin para el Partido Conservador", afirmó Farage tras conocer los resultados del viernes. Sólo el tiempo dirá si lleva razón.
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