Guerra en Oriente Próximo
Trump entra en la guerra contra Irán con un ataque “quirúrgico” contra su programa nuclear
El presidente rompe con el mensaje de su propia Administración y se muestra abierto a la posibilidad de un cambio de régimen en Teherán

PI STUDIO

¿Se puede atacar Irán con “precisión quirúrgica” y evitar una guerra? El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha apostado a que la respuesta es sí pero es demasiado pronto para saber si tiene razón.
Con la decisión de dar un paso que ningún otro líder estadounidense se había atrevido a dar, el republicano se mete de lleno en el conflicto bélico que Israel abrió el 13 de junio, aunque se esfuerce en negarlo y esté realizando esa apuesta por evitarlo. Es el mismo Trump que inició su carrera política criticando la implicación de EEUU en lo que llamaba "guerras eternas", especialmente en Oriente Próximo. Y aunque juega con la baza de un momento de extrema debilidad de Irán, golpeado en Gaza, Líbano o Siria, la incógnita de cómo responderá Teherán está plagada de riesgos y peligros.
Horas después de sumarse a la guerra al lanzar en la madrugada ataques contra Fordow, Natanz e Isfahan, las instalaciones que son la joya del programa nuclear de la República Islámica, el mensaje que ha tratado de grabar a fuego la Administración de Trump este domingo es que esa operación, “Martillo de medianoche”, ha sido un éxito en sus objetivos militares pero también limitada en las metas políticas. Trump, no obstante, ha boicoteado su propia estrategia al mostrarse en un mensaje en Truth social este domingo abierto a la posibilidad de un cambio de regimen en Teherán.
"No es políticamente correcto usar el término 'cambio de régimen' pero si el actual régimen de Irán es incapaz de Hacer Irán Grande de Nuevo, ¿por qué no debería haber un cambio de régimen?" ha escrito Trump, que ha creado el acrónimo MIGA.
Ese mensaje colgado poco antes de las cinco de la tarde de Washington rompía con el que durante horas habían estado repitiendo miembros de su Gobierno por activa y por pasiva. Y reabjaba la credibilidad de las tres personas que habían flanqueado a Trump el sábado conforme daba un discurso a la nación de poco más de tres minutos y que se prodigaban este domingo por los medios: el vicepresidente, J.D. Vance, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el de Estado, Marco Rubio-
"No estamos en guerra con Irán"
"La misión no ha sido sobre cambio de régimen. El presidente autorizó una operación de precisión para neutralizar las amenazas a nuestros intereses nacionales que presenta el programa nuclear iraní y la autodefensa colectiva de nuestras tropas y nuestro aliado Israel”, había dicho en rueda de prensa en el Pentágono Hegseth, que ha asegurado que Trump dio una misión “concentrada, potente y clara”. “Esto definitivamente no es indefinido”, ha declarado el expresentador de Fox News en otro momento, que ha definido la operación como “intencionadamente limitada”.
Vance, por su parte, cincelaba el mensaje en entrevistas con las cadenas NBC y ABC: “No estamos en guerra con Irán, estamos en guerra con su programa nuclear"., hanía dicho. "No queremos que esto se alargue ni ir más allá de lo que hemos hecho”. Queremos acabar con su programa nuclear. Queremos hablar con los iraníes sobre un acuerdo a largo plazo”.
Solo Rubio, el más halcón de los miembros del gabinete, reconocía de un modo tangencial el potencial de que lo que ha puesto en marcha la operación militar de Trump acabe en un cambio de régimen. "Sería el fin del régimen si mantuvieran el compromiso de volverse una potencia con armas nucleares", ha dicho en Fox News
El alcance de la destrucción
Washington no ha concretado el alcance de la destrucción de las tres instalaciones militares iraníes, que se atacaron con 75 armas de precisión, incluyendo 14 de las masivas bombas antibúnker GBU-57, monstruos de más de 13 toneladas que nunca antes se habían empleado en una operación.
El sábado por la noche el propio Trump aseguró que las instalaciones iraníes habían sido “completamente destruidas” y este domingo en Truth ha escrito que el daño que provocaron los bombardeos ha sido "monumental". Hegseth ha dicho en su rueda de prensa que el programa nuclear iraní ha sido “devastado”, pero luego han llegado matices.
Menos contundente que ellos se ha mostrado el general Dan Caine, jefe del Estado Mayor de la Defensa, que en su comparecencia junto a Hegseth ha hablado de “daño severo y destrucción” pero ha asegurado que es demasiado pronto para decir si Irán mantiene capacidades nucleares.
Vance, por su parte, ha eludido dar detalles en su aparición en NBC. “Confío mucho en que hemos retrasado significativamente su desarrollo de un arma nuclear, y ese era el objetivo de este ataque”, ha declarado el vicepresidente.
"Esto no va a acabar rápido"
Qué suceda ahora es un interrogante que mantiene a la región y al mundo en vilo. Aaron David Miller, que fue negociador con Irán para gobiernos republicanos y demócratas, le explicaba a la agencia Reuters que pese al serio debilitamiento y degradación que han sufrido las capacidades militares iraníes, a las que Israel ha golpeado con efectividad, "tienen todo tipo de respuestas asimétricas con las que pueden responder". Y el experto advertía: "Esto no va a acabar rápido".
El vicepresidente Vance ha dicho en una de sus apariciones televisivas que sería "suicida" para Irán impedir el tráfico marítimo en el Estrecho de Ormuz. Pero Teherán puede buscar también otras represalías.
Preguntas para Trump
Si Trump triunfa en su apuesta y consigue que Irán vuelva a la negociaciones (un esfuerzo para el que Hegseth reconoció que se están cruzando "mensajes públicos y privados" con Teherán) puede lograr más que un triunfo con la República Islámica y lograría, por ejemplo, enviar a China, Rusia y otros rivales un mensaje sobre su determinación de usar cuando considere necesario una fuerza militar que en la operación en Irán ha mostrado sus mayúsculas capacidades.
Trump corre, no obstante, riesgos. Los fantasmas de las mentiras sobre las armas de destrucción masiva que el gobierno de George Bush usó para justificar el ataque a Irak resucitan y Hegseth ha esquivado las preguntas sobre qué información tiene el presidente para haber cambiado la determinación de sus propios servicios de inteligencia, que en marzo negaron que Irán estuviera cerca de producir una bomba nuclear ni hubiera reactivado el programa nuclear militar.
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