Guerra en Oriente Próximo
EEUU ha empleado bombarderos fantasma y bombas penetrantes en su ataque a Irán
Aviones furtivos B-2 cruzaron el sábado el Pacífico y el Atlántico en vuelos de 18 horas para unirse al bombardeo

Un Bombarcero B-2 Spirit despega en la base norteamericana de Whiteman / Whitney Erhart USAF

Los bombarderos furtivos B-2 Spirit, el avión más invisible al radar de la actualidad, han sido el medio central del bombardeo con el que EEUU ha entrado en guerra con Irán. A cargo de ese avión ha corrido el principal objetivo aparente del ataque, que era destruir las instalaciones de enriquecimiento de uranio en el enclave iraní de Fordow.
Las oleadas se han llevado a cabo con aviones llegados directamente de Estados Unidos. Observadores militares norteamericanos describían en las últimas horas del sábado una trayectoria de los B-2 desde la base aérea de Whiteman, en el estado de Misuri, que fueron saliendo por la tarde, hora local, con destino al espacio aéreo iraní. La particpación de los B-2 en el bombardeo ha sido confirmada por el jefe del Estado Mayor Conjunto norteamericano, genertal del Aire Daniel Caine, quien fuera director de asuntos militares de la CIA.
En rueda de prensa, Caine ha desvelado el nombre de la operación: "Martillo de Medianoche". Antes de la salida pública del Pentágono, había un consenso entre los analistas militares norteamericanos contando media docena de bombarderos B-2. Caine ha dado el número total de los que han intervenido en el ataque: han sido siete los que han penetrado en territorio iraní.
Un grupo de bombarderos fantasma ha cruzado el Pacífico a la altura de Hawaii, y otro el Atlántico a la altura de Trafalgar, siendo asistidos para el repostaje por gasolineras aéreas gigantes, los Pegasus y los KC135 de la US Air Force. Hubo vuelos de B2 por el Pacifico que fueron de señuelo, ha contado el secretario norteamericano de Defensa, Pete Hegseth. Y hubo otros vuelos de bombarderos B-2 desde la Base de Whiteman, las travesías clave, que no trascendieron esta madrugada, que cruzaron el Atlantico y el Mediterráneo siendo igualmente reabastecidos hasta llegar a sus objetivos. Estos sí descargaron sus bombas.

Un KC 46 Pegasus de los utilizados para el repostaje aéreo de los bombarderos B-2 norteamericanos en el ataque a Irán..jpg / Richard Gonzales USAF
Los bombarderos, tras despegar en Whiteman, fueron inmediatamente reabastecidos de combustible en vuelo, incluso sobre las mismas pistas de la base. Cuando un B-2 hace eso está lanzando una clara señal: ha despegado con el combustible justo para salir porque el máximo de su capacidad de carga está dedicado a las bombas restándole el peso al queroseno. Una vez en el aire, ya se puede permitir llenar los tanques, con lo que eso supone de peso adicional.
A partir de ese momento, volaron durante 18 horas desde territorio continental norteamericano hasta llegar a la zona de operaciones, "con continuos reabastecimientos en vuelo", ha explicado Caine.
Bombas penetradoras
El despegue sin apenas combustible confirma que la carga es pesada. En sus sucesivos ataques aéreos, Israel no había podido hasta ahora llegar hasta el centenar de metros de profundidad de roca bajo los que se encuentra el subterráneo que Irán estaba dedicando a refinar uranio. Y esa necesidad ha podido determinar la participación norteamericana. Estados Unidos sí dispone en su arsenal de bombas perforantes de alta capacidad. La más potente ha sido lanzada en la madrugada sobre Fordow y otros enclaves nucleares iranís. Se trata de la GBU-57 en su versión MOP. Las siglas hacen referencia al concepto Masive Ordnance Penetrator, una cualificación de las bombas antibúnker.
Esta bomba, de 13,6 toneladas, pimero rompe la defensa y no explota hasta haber alcanzado su profundidad de detonación. En su configuración habitual es capaz de penetrar en 60 metros de hormigón armado. El arma tiene un sistema de guía para una precisón casi absoluta: menos de un metro de radio de error.
Por su peso, un B-2 puede transportar únicamente dos de estas grandes bombas. Antes de la llegada de los B-2 con sus GBU-57 a bordo, Israel habría destruido estos días baterías de misiles anitaéreos rusos S-300 que defendían Fordow, en raids aéreos continuados que, según se va confirmando, habían dejado a Irán con más de dos tercios de su defensa antiaérea perdida.
En el ataque, según ha explicado el general Caine, las baterías antiaéreas que quedaban no han reaccionado. Es probable que no tuvieran ya radares, o que los que quedaran operativos no hayan sido capaces de detectar el vuelo furtivo de los B-2.
Misiles
Antes de cualquier nota del Pentágono o del Comando Central (USCENTCOM) norteamericano, los analistas habían referido el lanzamiento de misiles de crucero subsónicos Tomahawk por al menos uno de los dos submarinos norteamericanos de los grupos de combate de los portaviones Nimitz y Carl Vinson. Esos misiles han tenido como objetivo instalaciones militares iranís en Natanz e Isfahán.
Llegó después el turno de las celdas de misiles antimisil de los siete destructores (tres de ellos zarpados de la base naval gaditana de Rota) dispuestos por Estados Unidos para la prevención de ataques con cohetes balísticos, de momento el arma más potente que le queda a unas muy desgastadas fuerzas armadas de irán. Por la mañana, en diversas redes sociales, vecinos de Jerusalén relataban el paso de numerosos misiles balísticos por el espacio aéreo israelí. La práctica totalidad de regiones de Israel se encuentra en alerta roja por bombardeo.
Esta semana, The Wall Street Journal desveló parte de los planes de ataque que se han confirmado en la madrugada de este domingo. Ya entonces especuló el diario neoyorkino con la posibilidad de que EEUU empleara (o, con menos posibilidades, cediera a Israel) las bombas más poderosas de su arsenal convencional con el objetivo de destruir instalaciones nucleares iranís, después de que Teherán rechazara un requerimiento de fuerza nuclear cero realizado por la administración Trump.
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