Las sirenas retumbaron el lunes en Palestina (Virginia, EEUU) pero no como en Bagdad, porque en esta pequeña aldea de la América pobre no advertían a la población de un letal bombardeo, sino de la liberación de una de sus vecinas, la soldado Jessica Lynch, de 19 años, capturada por Irak diez días antes y recuperada en una "operación clásica" de rescate por EEUU, según dijo orgulloso en Doha (Qatar) el general Brooks.

"Creí que era una broma del día de los inocentes --1 de abril en Estados Unidos-- una broma cruel", comentó ayer Greg Lynch, padre de Jessi, profundamente conmovido por la liberación de su hija en la que siempre confió pues, como dijo su esposa Deadra, "las plegarias no fallan". Los Lynch fueron informados por el Ejército a las 6 de la tarde del martes de la liberación de su hija, pero no pudieron hablar con ella. Saben que está malherida --las dos piernas y un brazo roto, además de varias heridas de bala--, razón por la cual se hallaba en el hospital de Nasiriya, donde fue rescatada.

LOCALIZADA POR LA CIA

La operación se fraguó a lo largo de varios días, después de que la CIA localizase el paradero de la joven. A medianoche del martes, hora iraquí, los marines lanzaron un ataque para distraer a los soldados iraquís, mientras un helicóptero cargado de Seals de la Marina y Rangers del Ejército de tierra asaltaban el hospital. Resultado: ni una baja, la joven Jessi recuperada y 11 cadáveres hallados, probablemente algunos de compañeros de la joven.

"Yo la apoyo al 100%", dijo ayer su madre, ansiosa por hablar con la ya célebre soldado. "Probablemente querrá continuar en el Ejército porque no es de las que se apartan", añadió la primogénita. "Ha debido pasar una auténtica odisea", subrayó el padre.

Aún y así, puede considerarse afortunada de haber sobrevivido, después de que su unidad, la Compañía 507 de Mantenimiento, se apartara del convoy militar en el que viajaba el pasado 23 de marzo y cayese en una emboscada iraquí. Siete de sus compañeros están considerados missing in action (desaparecidos), cinco fueron hechos prisioneros y al menos otros cuatro están heridos.

HERMANOS EN EL EJÉRCITO

La buena estrella de Jessi quizá la permita llegar a hacer realidad su sueño de convertirse en maestra de párvulos, la razón original de su enrolamiento en el Ejército, ya que no podía financiarse una educación de otra manera. Sus dos hermanos siguieron su ejemplo, ya que el mayor, Greg, sirve en la Guardia Nacional en Fort Bragg (Carolina del Norte), y la pequeña, Brandi, de 18 años, se alistó el pasado diciembre.

El júbilo por la liberación de Jessi llegó a la Casa Blanca, donde el presidente Bush "está lleno de alegría", dijo su portavoz, Ari Fleischer. "Dios veló por Jessica y por su familia", comentó el senador por Virginia Jay Rockefeller.