Cientos de miles de shiís, la población mayoritaria de Irak, salieron ayer a la carretera, desde todos los puntos del país, en dirección a Kerbala, en un peregrinaje religioso hasta ahora prohibido por el régimen de Sadam. La celebración se está convirtiendo este año en una demostración de fuerza de los shiís, en busca de su reconocimiento político tras la caída del dictador.

El peregrinaje es tan masivo que los tanques norteamericanos se vieron obligados a detenerse ayer, ya en las cercanías de Kerbala, bloqueados por la multitud. "Esto es una auténtica marea humana. Esta situación me está poniendo los nervios a flor de piel; tenemos que ir con mucho cuidado para no atropellar a nadie", dijo a la agencia Reuters el teniente de marines Matt Ufford.

LUGAR SAGRADO

Los peregrinos iban golpeándose el pecho, como expresión de su dolor por el martirio de Husein, el imán decapitado en el año 680, que era nieto de Mahoma y cuyos restos reposan en Kerbala, el lugar más sagrado de los shiís de todo el mundo. La celebración tendrá su apogeo mañana y el miércoles. Algunos observadores prevén la llegada de más de un millón de visitantes.

En esta ciudad santa, la exasperación por la presencia militar norteamericana se está dejando sentir. Algunos clérigos shiís han pedido a sus fieles que salgan a la calle para pedir la retirada de las tropas.

CONTRA LA DOMINACIÓN

El ayatolá Mohamed Baqer al Hakim, jefe de la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica en Irak, hizo un llamamiento a la población para que se manifieste en apoyo de "un régimen político que garantice la libertad, la independencia y la justicia para todos, bajo el reino del islam" y para que exprese "el rechazo a cualquier dominación extranjera".