Jay Garner, considerado el virrey de Irak, ya ha dado sus primeros pasos en territorio iraquí. El general norteamericano en la reserva, que encabeza el Gobierno de ocupación de EEUU, llegó ayer a Bagdad y se instaló con sus colaboradores en uno de los palacios que Sadam Husein tenía en la capital.

Garner prometió un rápido restablecimiento de los servicios básicos, mientras miembros de su equipo aseguraron que no reconocían la autoridad del autoproclamado gobernador de Bagdad, Mohamed Mohsen al Zubaidi, próximo al Congreso Nacional Iraquí (CNI), liderado por Ahmed Chalabi. "No sabemos mucho acerca de Zubaidi, con la excepción de que se ha declarado gobernador", aseguró Barbara Bodine, coordinadora para el centro de Irak del equipo de Garner. "No lo reconocemos porque no ha habido un proceso de selección".

Los colaboradores de Garner reaccionaron así ante la política de hechos consumados que practica el CNI y sus partidarios, confiscando los fondos públicos con la promesa de pagar salarios, instalándose en edificios estatales junto a sus hombres armados, y llenando, en suma, el vacío de poder dejado tras el derrumbe del régimen de Sadam Husein.

CRÍTICAS AL CNI

En estos primeros días de posguerra, la actuación de los miembros del CNI, los niños mimados del Pentágono dentro de la oposición iraquí, ha recibido críticas prácticamente unánimes de la opinión pública internacional, algo que posiblemente habrá obligado a Garner a reaccionar en público.

La primera escala tras la llegada del virrey de EEUU a Bagdad fue el hospital Al Yarmuk, que durante las hostilidades recibió el impacto de un misil en el tejado, y que, tras la entrada de las tropas norteamericanas, fue víctima del pillaje.

Garner preguntó a los doctores si necesitaban personal adicional para mantener el servicio. Nawar Faud, cirujano del centro, respondió a Garner que, fundamentalmente lo que necesitan los hospitales iraquís para funcionar son "agua, electricidad y seguridad", y no personal adicional. En el centro médico Al Yarmuk, tan sólo funciona el servicio de urgencias, debido a la falta de agua y electricidad. Tienen que trabajar con un generador eléctrico. Los tanques ya protegen el recinto, pero se sabe que en otras clínicas iraquís el personal ha tenido que organizar sus propios equipos de seguridad armados para hacer frente a los saqueadores.

Garner también prometió equipamiento moderno "procedente de EEUU" y adelantó que el suministro de energía eléctrica se restablecerá en el plazo de una semana. Al igual que una parte importante de los civiles iraquís, la reacción del personal médico ante las promesas de Garner fue de escepticismo. "Esperamos que nos traiga todo lo que nos ha prometido", se limitó a decir Majid Al Heeti, jefe del departamento médico. "Hasta el momento, todo son promesas, no hay nada concreto", dijo el doctor Faud.

En la calle, la llegada de Garner a Bagdad no provocó emoción alguna. Más bien generó desconfianza. Ahmed Al Alaui, un agente de policía retirado, expresó su temor por las simpatías de Garner hacia Israel. "Nos encontramos en un país islámico y hay ciertas cosas que no se nos pueden imponer", declaró.

BASES MILITARES

El secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, dijo ayer que la Casa Blanca no ha considerado establecer cuatro bases militares permanentes en Irak, como habían informado algunos medios. "Tenemos un montón de opciones y oportunidades en esa parte del mundo para colocar nuestras tropas. No necesitamos un lugar nuevo", declaró.