Los extranjeros sin papeles que hay en la provincia afirman sentir miedo a ser expulsados a raíz de la aplicación de la nueva ley de extranjería, que entró en vigor el pasado lunes, según afirmaron ayer las asociaciones de ayuda al inmigrante.

La reforma, que permite a la Policía acceder a los datos de empadronamiento de los inmigrantes, no ofrece ninguna alternativa para los cerca de 30.000 extranjeros en situación irregular que viven en la provincia, según los sindicatos.

El presidente de la Asociación Rumana, Alfonso Pérez, señala: "La gente está muy preocupada. Hay quienes dicen que que no saldrán a la calle por temor a ser expulsados". "Tienen miedo". Lo dice también la presidenta de la Asociación de Inmigrantes de los Países del Este, que afirma que ha descendido la afluencia de ciudadanos rumanos a la Plaza María Agustina.

El temor a la expulsión provocó que, la semana anterior a que entrara en vigor el articulado, muchos foráneos acudieran a presentar sus solicitudes para la obtención de permisos.

Antonio Figueredo, portavoz del colegio de Graduados Sociales en materia de extranjería, manifiesta que se presentaron 900 expedientes esa semana. Explica que muchos constituían solicitudes que serán denegadas, pero que se presentan porque se ha extendido la creencia entre ellos --dado que tienen miedo a la expulsión-- de que el tener un documento con un sello oficial supondrá un "seguro de vida".

Sin embargo, la presidenta de la Asociación de Inmigrantes del Este indica que a pesar de esa inquietud, no parecen interesados en regresar a su país. Esta asociación ofrece a las personas sin recursos la posibilidad de inscribirse en un programa de retorno. Nadie se ha apuntado.

Vicent Zaragoza, portavoz del Citmi-Cite, órgano dependiente de CCOO, opina que la gente viene porque tiene dificultades para vivir en su país y seguirá aquí independientemente de la actitud del Gobierno.

Zaragoza explica que de los ciudadanos sin permisos de residencia y trabajo que acuden a pedir información a su oficina, el 80% está trabajando sin papeles "porque tienen que vivir".