"Es una barbaridad, podríamos ser cualquiera, de Castellón, de la gaiata, pero no por estar allí, sino porque las bombas hubieran estallado en nuestra estación". Era la reflexión de los jóvenes de la comisión del Forn del Pl que ayer dedicaron la tarde a confeccionar pancartas para defender la paz y clamar contra el terrorismo.

Almudena, Juanito, Lidón, Dani, Noemí, Lidón, Úrsula, Jessica y Héctor recorrían el centro de la ciudad diciendo que "se han pasado", sin poder poner rostro a los culpables "hasta que no se cuente la verdad".

A unos metros estaba la familia Villagrasa y Salazar. Pau, el pequeño, iba en los hombros de su madre, Charo. Sin entender todavía qué sucedía a su alrededor, seguía con sus manos las palmas de protesta. "Nació una semana después de la manifestación de No a la Guerra --recuerda Charo--, y ahora volvemos para que él pueda vivir en paz, ya que la otra vez no lo conseguimos". Con ellos iba su otra hija, Lucía, su marido, Nacho, la abuela Rosario y las tías.

Entre el público, se podía ver a gente de corbata y de monos de fábrica. Había trabajadores en grupo, vecinos de pequeños pueblos, amigos de todas las edades y familias. Muchos, llevaban pegatinas artesanales, grandes pancartas y pequeños folios con crespones y mensajes: "Hoy, soy la madre de una chica muerta en Madrid".

Y entre todos, caminaba Leila, con la cabeza cubierta y su hijo Alí. "Los terroristas que han cometido el atentado son lobos que no creen en Dios", decía. "No se mata por Dios y yo protesto contra el terrorismo".