La guerra de Irak, además de generar grandes pérdidas comerciales en todos los países inscritos en este área geográfica, también ha tenido una consecuencia directa: el incremento de las ventas en el país.

La explicación a este hecho reside en el fin al embargo comercial que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) impuso al país una vez finalizada la primera guerra del Golfo Pérsico, en el año 1991.

Las estadísticas oficiales de Ascer revelan que, en sólo un año, el valor de los envíos cerámicos por parte de la industria española han crecido en un 4.568%, una elevada cifra que se ha conseguido pese a los graves atentados y la inestabilidad política que vive el país de forma diaria.

El dato, si bien refleja una clara tendencia alza, también hay que matizarlo, ya que el volumen de material que se envía a este mercado todavía es mínimo.

Así, en el año 2002, el valor de los productos cerámicos enviados a Irak ascendía a 6.081 euros, una cantidad que 12 meses después se incrementó hasta los 321.732 euros. Sin embargo, el resultado positivo de las exportaciones españolas a Irak todavía se puede matizar más, ya que en el año 1990, es decir, antes de que se iniciara el conflicto, el régimen de Sadam Husseim importaba pavimentos y revestimientos cerámicos por valor de 747.455 euros.

Tal y como publicó Mediterráneo en su edición del 10 de mayo de 2003, el sector cerámico ha demostrado en los últimos meses gran interés en participar en la reconstrucción de Irak, una vez acabe la inestabilidad que ahora impera en el país.