En la diversificación está la clave. Castellón debe rediseñar su propio modelo. De las tres provincias de la Comunidad Valenciana, es la que peores horizontes presenta porque pasa por ser la más especializada en su tejido empresarial y, por tanto, la más expuesta al debilitamiento de sus tres patas económicas, por cierto descompensadas: la cerámica, los cítricos y el turismo.

En los tres sectores estamos rozando la débil barrera entre la madurez y el declive y es muy difícil saber en qué parte nos encontramos. Las voces de "crisis entre comillas" ya se escuchan, pero ahora gritan con mucha más fuerza.

Hace diez años, al menos, Rafael Benavent ya dijo en la UJI que hay que entrar en nuevos sectores, sectores jóvenes que permitan a la provincia comenzar a crecer de nuevo.

La varita mágica, según los expertos de aquél seminario, la tienen la apuesta por la biotecnología, la industria auxiliar del automóvil y la alta tecnología.

Lo que está claro es que no es una cuestión fácil.

Catedrático de la UJI.