Las catedrales de Segorbe y Tortosa fueron escenario de sendas misas exequiales en sufragio por el alma del Papa Juan Pablo II. La ceremonia, en la primera de las poblaciones, fue presidida por el obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, Juan A. Reig Pla, y concelebrada por el cabildo catedralicio de Segorbe y el de la concatedral de Castellón, así como varios vicarios episcopales, sacerdotes y seminaristas, ocupando un lugar preferente en el presbiterio la corporación municipal, presidida por el alcalde de la ciudad, Rafael Calvo, y el diputado nacional Miguel Barrachina.

En la homilía, el prelado realizó una extensa semblanza biográfica y pastoral del pontífice, señalando que "no es casual toda esa multitud, la espontaneidad de los templos en los que se ha ido a rezar, la cantidad de jóvenes que han respondido a su llamada, los que han seguido en los distintos continentes la celebración... porque el Papa Juan Pablo II ha despertado en el corazón de la humanidad el eco de Dios".

La ceremonia se desarrolló con una fotografía del Papa, colocada en uno de los ambones del templo, lleno de público. Como anuncio de la misa exequial sonaron de nuevo las campanas de la torre con ese singular toque que ha llamado a la oración y al recuerdo de Juan Pablo II el Grande, como recordó el obispo.

Oración y silencio también en la catedral gótica de Santa María de Tortosa, diócesis a la que pertenecen las comarcas de Els Ports y Maestrat, donde el obispo Xavier Salinas evocó la figura del Papa en un oficio litúrgico sencillo y solemne. Con un templo lleno, al término de la ceremonia se repartió una estampa recordatorio con la efigie del Papa Wojtyla y un fragmento de su testamento.

Por otro lado, la concatedral de Castellón albergará hoy, a las 11.00 horas, el solemne funeral.

ADIÓS DE CAMPS Por su parte, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, elogió desde Roma, donde participó en los solemnes funerales, el "adiós sincero y emotivo" de todo el mundo a Juan Pablo II.