Móvil en mano, con bolsas de híper en la otra, llenas de botellón y un bocadillo traído de casa, componían ayer el kit de la Festa de Benvinguda de la UJI, que consiguió reunir en el campus de Riu Seca miles de jóvenes, universitarios unos, amigos de otros, que disfrutaron de una noche, finalmente, sin lluvia. El agua dio una tregua a los reunidos y dejó una friolera noche que se fue calentando poco a poco, además de provocar retraso en el inicio de los conciertos.

Nadie llegaba con las manos vacías. "Hay que aguantar toda la noche", decían Lucía y Chus. Los bares de alrededor del campus "no daban a basto", comentó el dueño de uno de los establecimientos. Y del híper no paraban de salir carros llenos de bolsas con bebidas. Ninguno quería perderse la primera fiesta del año en la Universitat y el flujo de personal por el campus era continuo, hasta la zona deportiva, donde se concentraron las actividades. Julio y Juan, con los amigos, montaron el botellón junto al coche, con sillas plegables y una mesa camilla. "Ya nos conocemos el percal, y la noche es joven". Por delante les quedaban 10 horas de música, con Seguridad Social, Lula y Prototyes sobre el escenario en concierto, una orquesta, disco móvil y fuegos artificiales. "Este año es una Festa para todos los gustos", decían unos. Y como colofón, estaba prevista, ya para hoy, a las 7 de la mañana, una chocolatada.

Julia y sus amigas, de primer curso, no se lo creían. "¿Siempre son así las fiestas en la universidad?", preguntaban, al igual que Camille, un francés que está de erasmus y que no se perdía detalle.

Las cámaras digitales inmortalizaban cada momento de la noche. Y el frío cada vez se notaba menos en el cuerpo. Lo que verdad importaba era la convivencia, y se consiguió. Y no solo entre los estudiantes. Muchos fueron los que se acercaron hasta el campus Riu Sec para disfrutar de una noche del viernes diferentes. "Hay conciertos, buen ambiente y botellón".