Yo sé que ustedes, como muchos de los que me acompañaron en el lujoso estadio de Viena, no apreciaron el detalle. Y si lo apreciaron, les agradezco el gesto y la visión de la jugada. Fue cuando el árbitro pitó el final del partido. En ese mismo instante, Luis se dio la vuelta, pasó por detrás del banquillo y se dejó de celebraciones.

Para Luis solo existe ya la final. Y contra Alemania. Para Luis, Alemania es la esencia del fútbol. Es el rival, la selección, la camiseta y el juego que más representa lo que el concepto que él, el Sabio, tiene del fútbol.