"Ha sido unos de los peores días de mi vida, he pasado muchísimo miedo cuando he visto que el agua empezaba a acumularse y no podía hacer nada para impedirlo". Este testimonio de Mercedes Alberich, natural de Benicarló, muestra la impotencia que han pasado decenas de vecinos del norte de la provincia que han visto cómo en menos de 24 horas sus casas se han inundado completamente, estropeando muebles y electrodomésticos.

Pese a que la tromba de agua adquirió su mayor fuerza entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, no fue hasta ayer al mediodía cuando Mercedes Alberich sufrió las consecuencias, y es que el agua acumulada en la acequia cercana a su domicilio acabó por desbordarse, rompiendo la pared de su vecino para anegar más tarde su casa. "Ha sido increíble cómo se ha roto la pared por la fuerza del agua y ver cómo esta iba creciendo y creciendo sin yo poder hacer nada. Me he sentido muy impotente", explica una Mercedes que necesitó de un tranquilizante para serenarse para asimilar que el agua acumulada "llegaba a casi el medio metro".

Asimismo, esta vecina de Benicarló se quedó aislada durante unas horas, y es que las calles cercanas a su domicilio quedaron totalmente inaccesibles, un hecho que provocó que "me quedara sin comida familiar, ya que mi hija tuvo imposible llegar hasta mi casa".

Chalets inaccesibles

Pero no solo Benicarló sufrió los efectos del temporal, ya que, por ejemplo, en Peñíscola los vecinos de la urbanización Peñismar, muy cerca de la playa, también tuvieron que achicar agua.

Así, durante la tarde de ayer, fueron unas cuantas las personas que, ataviadas con botas de agua o simplemente descalzas, fueron a ver los efectos de la lluvia. Una de ellas era Marie Troccaz, una ciudadana francesa que tiene un chalet en la zona desde hace 25 años. "Aunque casi cada año hay algún momento de lluvias fuertes, esto no recuerdo haberlo visto nunca", detallaba mientras comprobaba el estado de los coches que se quedaron atrapados por el agua. Entre ellos, un todoterreno que de forma inexplicable cayó a un lago de Peñismar completamente cubierto.

Además de las casas, los comercios de la zona también notaron con fuerza las lluvias. "Tengo una tienda, y al entrar he visto que la mercancía estaba flotando, porque el agua del local tenía un palmo de altura", explicaba José Luis Jerez mientras retiraba las mesas y sillas de un local contiguo al que ayudaba a recuperarse.