Josefa Dobaño y Lorenzo Molina pusieron en marcha la empresa Vega y Dobaño Construcción y Estructuras de Hormigón Armado de Vila-real en noviembre del 2008. Ambos acumulan una vasta experiencia en el sector, ya que trabajaron varios años para una importante constructora, por lo que se decidieron a dar el paso para "hacer las cosas mejor y aplicar nuestros conocimientos en crear un negocio propio".

Lejos de considerarse unos valientes por haberse atrevido a emprender un proyecto profesional en época de crisis, reconocen que a pesar de saber cómo funciona el negocio de la construcción "desde dentro", es una utopía en los tiempos que corren "lograr una línea de financiación para una empresa de nuestro sector", afirman.

"Solo con decir las palabras construcción o azulejo en las entidades bancarias ves cómo te cierran las puertas. Nosotros reunimos las dos características de las empresas a las que no les conceden el crédito: trabajamos en el sector de la construcción y somos una empresa de nueva creación", lamenta Dobaño.

Tal es la situación que, según explica, los bancos ni siquiera les han pedido avales ni documentación sobre la viabilidad de su empresa. "A pesar de que estamos constituidos como una Comunidad de Bienes y respondemos con nuestro patrimonio, no nos han planteado ningún tipo de financiación. Nada de nada", sostiene la empresaria.

Por su parte, su socio Lorenzo Molina comenta lo "increíble" que le parece que en una provincia como Castellón, "en la que históricamente se vivía de la construcción y el azulejo", hayan "reventado" el negocio hasta el punto de tener que apostar por otras provincias para salir adelante. Asegura que en la actualidad trabajan con proyectos en "Murcia y Cataluña" con los que se han asegurado una continuidad profesional sin tener que depender de un crédito.