Las relaciones entre padres e hijos nunca han sido fáciles, especialmente, en la etapa de la adolescencia. Ahora, cuando ese complejo periodo se ha adelantado y la sociedad y el modelo de familia se han transformado, el apoyo externo es cada vez más necesario. Cientos de padres castellonenses acuden cada año a los servicios especializados y a las consultas de los psicólogos al verse impotentes para resolver en el seno del hogar los conflictos que se van produciendo.

Una de las herramientas con la que pueden contar consiste en los servicios municipales especializados de atención a familia e infancia (SEAFI), a los que se puede acceder a través de los ayuntamientos. Existen 22 en Alcalà de Xivert, Almassora, Almenara, Burriana, Benicarló, Borriol, Cabanes, Castellón de la Plana, l´Alcora, la Vall d´Uixó, Nules, Onda, Oropesa, Peñíscola, Torreblanca, Vila-real, y Vinaròs, además de en las mancomunidades de els Ports, Espadán-Mijares, Alto Palancia y Plana Alta.

Solamente en los SEAFI de la capital y Vila-real, se atendió en el 2008 a cerca de 200 familias, lo que da una idea del volumen de las necesidades existentes.

La responsable del Servicio Especializado del centro del Ayuntamiento de Castellón, Mar Mulet, explica que está "abierto a la población general y susceptible de poder ser utilizado por cualquier familia". Sin embargo, matiza que "prioriza la atención a aquellas en las que hay menores en situación de riesgo, sobre todo, adolescentes que, solo por la edad, una etapa de cambios fisiológicos, entre otros, ya generan problemas de respuesta, carencias de límites, descontrol en la ocupación del tiempo libre...".

BALANCE A la hora de hacer balance del último año, Mulet informa de que el servicio atendió a 86 familias y 179 menores. En el 79% de los casos llegaron al SEAFI a través del asesoramiento o propuesta de otros servicios y no por su iniciativa. Añade que el 67% de los menores atendidos en el servicio tiene entre 12 y 18 años y, de estos, el 62% presenta comportamientos disruptivos. Por su parte, el 59% muestra conductas consideradas antisociales o predelictivas, sin consecuencias penales pero que generan en las familias conflictos ante la dificultad de los adultos para limitarlas. Son comportamientos que se encuadran en lo que se denomina situación de riesgo, es decir, agresivos en el ámbito escolar; con contactos con la policía por consumo de alcohol o acciones violentas, pequeños hurtos, inadaptación, etcétera.

En el capítulo de las soluciones, Mulet explica que el SEAFI aborda acciones dirigidas al conjunto de la familia, o a los miembros que se estime conveniente, tras un análisis profundo. Indica también que "en la relación con adolescentes es interesante, a partir de unas normas establecidas en la convivencia, mantener los límites, dejar siempre un margen para la negociación, tener conciencia que ciertas normas ya se han establecido y no son negociables. Sin embargo, cada uno debe analizar su situación y actuar con coherencia, procurando alejarse de un punto de vista culpabilizador".