Los especialistas Agustí Hernández y José Manuel Almerich sitúan el momento de máxima ocupación del interior en torno al año 1910, a partir del cual se produjo un fenómeno progresivo de emigración hacia las zonas industriales, que se acentuó de forma notable en los años sesenta. De esta forma, comarcas como l´Alcalatén, Els Ports, l´Alt Maestrat o l´Alt Millars vieron como su población se reducía de manera importante, en algunos lugares hasta una quinta parte, mientras que otros como Ares del Maestre, Vistabella del Maestrat, Morella, Ludiente, Zucaina o Culla, tienen ahora una décima parte de los habitantes con los que contaban hace un siglo.

El proceso de emigración y agotamiento biológico ha llevado al abandono, despoblación o desaparición de muchos núcleos de población y masías incluidas en estos municipios, como el caso de Bibioj (Villahermosa del Río), Jinquer (Alcúdia de Veo), Arteas de Arriba y el Molinar (Bejís), La Saranyana (Todolella), Cabezo Royo (Ludiente), el Rotgle (l´Alcora) o Suera Alta (Suera), entre alguna decena más.

La construcción de embalses durante la segunda mitad del siglo XX, como es el caso del de Arenós, junto a las catástrofes naturales y, más atrás en el tiempo, la expulsión de los moriscos, son otras causas del despoblamiento actual.