Hay nombres para dar y tomar --por desgracia para nuestra provincia-- en lo que a expedientes de regulación de empleo (ERE) se refiere. Marie Claire, Azuvi, Zirconio, Tau...son solo varias de las empresas que se han visto en la obligación de despedir a parte de sus plantillas por la grave crisis económica que sufren, especialmente, las cerámicas.

“Se habla de plantillas como de números, eso es lo que somos para ellos”, indican los afectados. “No les da lástima deshacerse de trabajadores ejemplares, lo que les duele es tener que pagarnos”, explican. Una visión que contrasta con la de numerosos empresarios de la provincia, que recientemente explicaban a Mediterráneo que “es bastante duro tener que decir adiós a empleados que ha costado años formar y que son parte de la firma; no es agradable”.

No obstante, los trabajadores que se han visto afectados por ERE en los últimos meses han salido a la calle para recordar que existen y para pedir una solución, ya que muchos han perdido las esperanzas.

Uno de los casos que mejor lo ejemplifican --y que más conmocionó hace unos meses a la ciudadanía-- fue el de Antonio Fernández --trabajador de Zirconio (Vila-real)-- que, tras meses sin cobrar, se vio en la obligación de plantarse ante la firma con su familia para pedir ayuda y, posteriormente, acampó a las puertas de la fábrica. Es el caso más sonado, pero no el único. Sus 128 compañeros han realizado concentraciones para que su caso no se olvide.

Es también el agónico sufrimiento de los trabajadores de Azuvi (sita en Vila-real), con varias tandas de despidos y extinciones que abarcaron a prácticamente la totalidad de la plantilla. Actualmente, todo ha acabado y solo 18 empleados han quedado en la empresa. El resto recibió una indemnización.

Marie Claire --entre Vilafranca y Borriol-- también ha anunciado el despido de 225 personas en ambas plantas, aunque aún está en negociaciones. Tau Cerámica, Colorker y muchas otras factorías que empleaban a miles de castellonses se han visto obligadas a sacrificar a parte de sus trabajadores, llegando, en muchos casos, al cierre. A pesar del optimismo y las previsiones de cerrar el 2010 con menos expedientes, el fantasma de la destrucción de empleo todavía se pasea por Castellón, donde sindicatos y empresarios trabajan por encontrar una solución “de futuro” para todos. H