Más furgones policiales que coches oficiales merodeaban ayer por las angostas calles del perímetro de Les Corts. A los diputados castellonenses no les tragó la tierra ni accedieron al hemiciclo con ropa de camuflaje, solo recurrieron a la sensatez para evitar los silbidos de los indignados: casi todos ellos llegaron antes de las 9.30 de la mañana por la parte trasera, a pie y en grupitos.

Por las filas del PP, Alberto Fabra, Carmen Amorós y María Fernanda Vidal accedieron por la calle Llibertat y, a mediodía, para evitar algún encuentro no deseado, almorzaron en la cafetería del hemiciclo. Minutos antes de la sesión, Fabra parecía comentar la jugada en un improvisado corrillo con sus homólogas de Alicante y Valencia.

En las filas socialistas la operación llegada fue idéntica. Del mismo coche bajaron los diputados Óscar Tena, Francisco Toledo, Delia Valero y un José Benlloch que se pasó buena parte de la sesión tomando notas. A mediodía fueron más valientes. Salieron por la puerta principal y enfilaron una calle lateral en busca de un restaurante. A Marina Albiol (EU) su vestimenta de indignada le obligó a mostrar su carné de diputada a tres agentes. No se fiaban. H