Carolina Ruiz, de 36 años, procede de la cerámica, como muchos otros empleados que han perdido su trabajo por cuenta ajena en los últimos años de crisis. Indica que, además, “siempre había tenido la ilusión de tener mi propio estudio de diseño y vi que era el momento, a pesar de la crisis”. Ruiz ocupa uno de los despachos del vivero de Vila-real, donde lleva tres meses. La empresa, que lleva su nombre, está especializada en el diseño y desarrollo de nuevos productos para la cerámica, innovadores, exclusivos y con identidad propia, con el objetivo de plantear ideas enfocadas a las necesidades de cada mercado. H