La Diputación de la era posfabrista ha comenzado a andar capitaneada por Javier Moliner. Se inicia una nueva etapa sin la figura emblemática de Carlos Fabra, el protagonista absoluto de la política castellonense en los últimos 20 años y que con generosidad ha dado paso a su heredero. Una nueva etapa que viene marcada por la crisis económica que ha dejado en el paro a casi 80.000 castellonenses y con los índices de popularidad de los políticos más bajos que se recuerdan en años. Y ante esta adversa situación se enfrentan los gobiernos salidos de las urnas el 22-M. Los municipios ya están constituidos, al igual que el Consell de Camps, con el mensaje monotemático de la austeridad y la voluntad pactista. Faltaba la Diputación y, por lo oído ayer en los discursos de los tres actores principales (Moliner, Francesc Colomer y Enric Nomdedéu), el mensaje se repite.

No hay otra que apretarse el cinturón y a ello parece que se ha puesto la clase política. Después de cuatro años perdidos, tirándose los trastos unos a otros acusándose de corruptelas, se deja entrever una clara voluntad de pasar página y congraciarse con el ciudadano de a pie. PP, PSPV y Bloc tienden la mano a la colaboración, a los pactos y a los consensos para sacar a Castellón de esta grave situación de crisis.

De los discursos en la toma de posesión de la corporación provincial, varias claves: el compromiso de Moliner para propiciar el consenso en los grandes temas, la obligación de buscar nuevas fórmulas de gestión al estar la caja vacía, y seguir con el espíritu reivindicativo de Fabra tanto de cara al Gobierno como al Consell. El planteamiento constructivo, de colaboración y de diálogo, emulando a Alarte el otro día en Les Corts, de un Colomer que se presenta como portavoz socialista in extremis, y su clara apuesta por el municipalismo. Y un Nomdedéu dispuesto a aportar y que aboga por trasladar a la plaza de las Aulas la cultura del pacto que practica en su faceta de portavoz municipal para rehacer esos puentes, ahora rotos, con la sociedad.

Todo buenas intenciones que deberán ratificarse ahora en el día a día. H