El amanecer de este día ha sido diferente para todos nosotros. Hemos despertado con la esperanza, con la emoción de haber tenido un sueño reparador que nos hace sentir plenamente vivos. ETA ha anunciado su cese definitivo. La violencia de intencionalidad política ha terminado. No habrá más pesadillas. Ni más sufrimiento imputable al terror armado. Lo compartí con mis colaboradores más cercanos, con mi familia, con mis hijos en cuanto nos enteramos de la noticia. Una primera reflexión ética, humana y personal me venía a la cabeza. Ni nosotros ni nuestros padres hemos conocido una Euskadi en paz. Y nuestros hijos sí la van a conocer. Va a ser la generación de la paz. Ni nosotros ni nuestros padres hemos conocido la convivencia en paz en Euskadi. Este es el legado que ahora nos corresponde ofrecer a nuestros hijos e hijas. Un legado de memoria, de libertad y de concordia. El PNV está preparado y comprometido. Hemos trabajado. Vamos a trabajar. No todo está hecho, pero haremos todo por la paz y la concordia. Es nuestro compromiso.

El jueves saludábamos la noticia y nos hacíamos eco del profundo alivio que la comunicación causaba en una sociedad angustiada durante años por la asfixia intolerable de la conculcación permanente de los derechos humanos básicos. La sociedad vasca está contenta y orgullosa, porque entre todos hemos logrado superar el terrorismo. Porque la democracia se ha impuesto por fin a la violencia. En el recuerdo, lo primero las víctimas. Y los amenazados, perseguidos, chantajeados. Hoy es un día grande para todos. Y lo será mañana y pasado mañana.

Son muchos los nombres que hoy nos vienen a todos a la mente. Primero las personas cruelmente asesinadas. Un recuerdo para todas ellas. Y un reconocimiento al pueblo vasco. Y, además, los nombres del compromiso, de todas las personas que han trabajado denodadamente por la paz. No voy a citar ningún nombre para que todos queden citados.

Pero una cosa está clara, podemos decir con orgullo que todos los cargos internos e institucionales del PNV, siempre han estado comprometidos con la paz. Siempre, todos y todas. Porque somos y seremos el partido de la no violencia.

Hoy es un día importante para todos nosotros. Pero ello no obsta para que repitamos algo que hemos dicho en repetidas ocasiones. Euskadi no le debe nada a ETA. Es ETA la que tiene una gravosa deuda con Euskadi. Y sobre esta alegría compartida y que tenemos que celebrar, dos ideas. Una invitación a todo el mundo a conocer la Euskadi de verdad y única. A conocer a las vascas y vascos de verdad. Somos un pueblo honrado, trabajador, solidario, abierto y alegre. Así somos y así queremos que se nos conozca, directamente. Dentro de nuestra alegría tiene un lugar destacado saber que ahora se nos conocerá y reconocerá cómo somos de verdad.

Y segundo. Hemos dado un gran paso, pero no está todo hecho. La paz hay que trabajarla. La reconciliación y la concordia hay que trabajarla. Este vuelve a ser un objetivo de la sociedad vasca. Entre todas y todos tenemos que lograr un nuevo futuro para todas y todos.