Un total de 11.523 castellonenses cambió su domicilio dentro de la provincia en 2010. Esta cifra supone 960 traslados cada mes que suman, además, el 41% del conjunto de mudanzas registradas, que alcanzó las 27.783 --unos 2.300 al mes si se suman además los que han salido fuera--, a otras provincias o al extranjero. Es decir, la mayor parte de los vecinos prefiere quedarse cerca de casa a la hora de cambiar.

Un repaso al último informe emitido por el Instituto Valenciano de Estadística (IVE) sobre movilidad residencial, así como a los datos de años precedentes que maneja este centro, revela que cada vez son más quienes, por voluntad propia o no, dejan su municipio de origen para ir a vivir a otro lugar. De hecho, el incremento es progresivo desde el 2005, año en el que esa movilidad se limitó a 19.345 personas.

Entre las razones del fenómeno destacan, según los expertos, las derivadas de la crisis económica.

El presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Castellón, Francisco Nomdedéu, señala que “mucha gente tiene que cambiar su lugar de residencia por cuestiones de trabajo; otros vivían en la capital, pero ahora no tienen empleo o recursos y vuelven a su pueblo o regresan a su provincia de origen; mientras, también estamos viendo que algunas personas buscan viviendas más baratas para de esta forma reducir los gastos”.

alquiler // Nomdedéu añade que la fórmula más habitual por la que se materializan estas mudanzas dentro de la provincia de Castellón es la del alquiler, “aunque también hay algunas personas que tienen dinero y compran pisos más grandes o mejor ubicados para sus necesidades”.

El máximo representante de la Unión de Consumidores de España (UCE) en Castellón, Juan Carlos Insa, opina que “el alquiler es la única fórmula cuando no se conceden créditos hipotecarios, salvo que la familia tenga una segunda residencia que se pueda ocupar por quien se emancipa”.

Insa recuerda también que “cada desahucio es un cambio de domicilio” y en el 2010 se registraron 1.068 de estos procedimientos, y solo durante el primer semestre de este año se han producido ya casi un millar.

Por su parte, la socióloga de la Universitat Jaume I (UJI) de Castellón, Mercedes Alcañiz, interpreta el alza de la movilidad dentro de Castellón como un aumento del número de commuters, término inglés para caracterizar a aquellas personas que viven en lugar diferente al que trabajan y que realizan trayectos diarios, lo que puede tener diversas causas.

A su juicio, son “la mejora en las infraestructuras, que permite el acortamiento de las distancias; viviendas más baratas; mayor calidad de vida al estar en el entorno natural... y, actualmente, con la situación de crisis, puede que también se produzcan casos de migración laboral, y de regreso rural en torno a trabajos relacionados con el turismo rural o los nuevos yacimientos de empleo”.

Pilar Trilles, directora en Castellón de la empresa de trabajo temporal Adecco, lo tiene claro. Afirma que “los cambios de residencia y población se dan y van en alza, debido a las dificultades de encontrar empleo”. Trilles aporta, además, otra razón, y es que, según opina, “también hay jóvenes que estaban independizados y trabajaban y, al quedarse sin empleo y no encontrar, de momento, oportunidades, han tenido que volver a sus hogares, con su familia”. Trilles apunta que el tradicional rechazo a cambiar de población para trabajar ya no es un hecho y, si hay que salir, se sale. H