El exvicepresidente del Gobierno valenciano, Víctor Campos, desveló ayer que Francisco Camps, Ricardo Costa y Rafael Betoret habían pactado declararse culpables el mismo día en que dimitió el expresidente de la Generalitat. Tras esta aseveración detalló el acuerdo que habían alcanzado los cuatro imputados respecto a la acusación por cohecho pasivo, delito por el que están juzgando desde el lunes al exjefe de la Generalitat y el exsecretario general del PPCV, al estimar que todos ellos aceptaron trajes de lujo pagados por empresas de la trama de corrupción Gürtel.

El castellonense, visiblemente nervioso y cansado, reiteró su inocencia una y otra vez durante el interrogatorio --al que acudió en calidad de testigo-- al que fue sometido a primera hora de ayer en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.

Campos dio detalles de la conversación que mantuvo con Francisco Camps la mañana del 20 de julio. La “idea” de los cuatro procesados era firmar la conformidad, aceptar la condena y pagar la multa fiada de 1.600 euros.

A preguntas del abogado de la acusación popular que ejerce el PSPV-PSOE, Campos explicó que la decisión de aceptar su culpabilidad por haber recibido regalos de la trama Gürtel la tomó en agosto del 2009, cuando sufrió un infarto, y tras sopesar las ventajas de acabar con este “drama” para su familia y su salud.

Al exvicepresidente del Gobierno valenciano le preguntaron si la firma de los cuatro procesados era algo acordado: “Entendí que así habíamos quedado los cuatro y ahí se terminaba con todo”. La idea de conformarse con la condena “la tenía desde hace mucho tiempo”, añadió con el fin de remarcar que en el 2009, tras “conocer por los medios lo que en teoría era secreto” y ser tachado de corrupto “todos los días”, durante su estancia hospitalaria reflexionó “mucho” y tras ver lo que conllevaba la aceptación de la pena, vio que no le “compensaba” ver sufrir a su familia y seguir poniendo en riesgo su salud. “Pagaba la multa y se acababa esta historia”, dijo, y reconoció que se le puede achacar “cobardía” o de ser “indecoroso” con esa actitud, pero insistió en defender que así acabaría con este “extraño proceso, cargado de un tufo político tremendo” desde su punto de vista. Además, aseveró que para firmar esa declaración habló primero con Camps, aunque no con Ricardo Costa ni tampoco con Rafael Betoret: “La idea era esa. Era algo que no era ni secreto”.

Campos aseguró no recordar si su abogado puso alguna objeción a su conformidad, porque estaba “muy tenso” aquella mañana del 20 de julio, y señaló que aceptó ser declarado culpable porque ya no estaba en cargo público “ni pretendía estarlo” en el futuro.

Asimismo, preguntado por el abogado de la acusación popular si contempló la posibilidad de ser llamado como testigo tras declararse culpable y evitar así el juicio, dijo: “Ni me lo planteé. Creía que ya había acabado todo”.

El abogado de Camps le preguntó si era inocente, a lo que contestó que sí, y el de Costa quiso saber si este le comunicó en algún momento su intención de conformarse: “No”, concluyó. H