Había mucha expectación ayer en el Congreso por el retorno de la izquierda aberzale y quedó patente de dos maneras muy diferentes. Primero, por el silencio que se apoderó de la Cámara baja cuando Iñaki Antigüedad, que ejerció de portavoz de Amaiur, tomó la palabra, y segundo, por los aplausos que los diputados del PP brindaron a Mariano Rajoy cuando le dio la réplica y le respondió con energía y contundencia.

El terrorismo de ETA fue el gran ausente del primer día de investidura porque el nuevo presidente del Gobierno así lo quiso. Solo hubo una breve referencia cuando Alfredo Pérez Rubalcaba le prometió "lealtad" en este asunto. Pero ayer, segundo y último día del debate, era el turno del PNV y Amaiur y el momento que había elegido Rajoy para dejar claro cómo quiere abordar este asunto en el Congreso: con mano tendida a los nacionalistas y duro marcaje a los independentistas.

INDIFERENCIA El futuro jefe del Ejecutivo llevaba tiempo pensando cómo sería su primer cara a cara con Amaiur. Y fue bronco, distante. Rajoy marcó el estilo mientras Antigüedad hablaba en la tribuna. Se puso a leer y levantó la cabeza alguna vez.

Un largo rato después --porque tuvieron que hablar todos los portavoces del Grupo Mixto del que forma parte Amaiur--, Rajoy subió a dar la réplica a todos ellos; siguió el orden marcado y empezó por Antigüedad.

El líder del PP inició su intervención recordando a las víctimas del terrorismo, todos los funerales a los que asistió como ministro del Interior y a todas las familias que tuvo que consolar, comentarios que arrancaron los primeros aplausos de su bancada. Rajoy afirmó que el "único paso" que está dispuesto a dar como presidente del Gobierno es el que marca la ley. "El paso que estamos esperando ahora todos los españoles es que ETA, que todavía existe, anuncie su disolución irreversible. ... Yo a usted no le debo absolutamente nada. Ni yo ni la sociedad española. Esos son los acreedores", dijo para rematar su primera respuesta a Antigüedad, al que después le reclamó expresamente que pida a la banda que se disuelva.

En su segundo turno, el portavoz aberzale afirmó que confía en que la legalidad "no sea un impedimento" para dar una solución a los presos de ETA. Antigüedad pidió al PP que desactive "las medidas restrictivas de los derechos" de los reclusos.

POLÍTICA PENITENCIARIA La necesidad de abordar el futuro de los presos cuando la banda cierre la persiana también centró parte del debate entre Rajoy y Josu Erkoreka (PNV). El presidente del PP desea que el PSOE esté a su lado para gestionar el final de ETA, pero también quiere contar con los nacionalistas vascos. Así se lo dijo ayer Rajoy a Erkoreka, a quien agradó que el futuro Ejecutivo le considere "interlocutor privilegiado" en este asunto, y también en la crisis económica.

El portavoz del PNV aseguró que hay que "implementar una política penitenciaria más abierta", como hizo José María Aznar, apuntó, en 1998, aunque también opinó que hay que dejar este asunto fuera del "debate público y mediático".