La provincia de Castellón ha cerrado 69 oficinas de entidades bancarias, que tradicionalmente han pagado el alquiler que se les ha pedido, por alto que fuera, desde el 2008, a un ritmo que se ha acelerado en el último año, con cinco clausuras cada mes. Además, ocupan normalmente aquellos locales más grandes y mejor situados y el incremento de la oferta que han causado los cierres también ha influido en el mercado inmobiliario del alquiler.

Tanto Francisco Nomdedéu como Carlos Gallén, presidente y vocal del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de la provincia, confirman que buena parte de estos espacios han quedado vacíos. Los ejemplos se repiten, entre otros lugares, en calles de la capital como es el caso de Trinidad, Enmedio o Colón. Entre las excepciones, es decir, aquellos espacios que sí han encontrado una empresa que los arriende, se cuenta la que fue oficina de Bancaja en el Grao hasta hace pocos meses y que ahora ocupa un bazar chino, sin haber realizado prácticamente cambios en el local.