Una de las actividades más afectadas de forma negativa por la crisis que vive la provincia desde el 2008 es la inmobiliaria en general, y la de los alquileres de locales comerciales en particular, que han visto que los precios que se cobraban entonces han caído hoy hasta un 50% en relación a los valores máximos que llegaron a aplicarse.

El descenso del consumo, que no muestra, por ahora, signos de recuperación, es la principal causa que ha llevado a muchos comerciantes, algunos de gran tradición y otros puestos en marcha por recientes empresarios, a bajar la persiana y cerrar, mientras que las dificultades de acceso al crédito y la propia atonía económica hacen más compleja la apertura de nuevos negocios, así como causan una alta mortalidad entre los que sí llevan adelante la iniciativa emprendedora.

Es la valoración que realiza Carlos Gallén, de la Inmobiliaria Gallén y vocal del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) de Castellón, quien señala que “de los locales que se vacían, los que se alquilan lo hacen a precios que suponen la mitad de lo que se ha llegado a pagar en los mejores momentos económicos”. Gallén puntualiza que esta proporción de descenso en el valor de los arrendamientos se refiere en concreto “a las zonas buenas, porque en las no tan buenas los descensos son incluso mayores”.

valores // En este sentido, el profesional del sector y presidente del colegio de los API de la provincia, Francisco Nomdedéu, informa que en estos momentos, en la capital, “se están pagando unos 12 euros por metro cuadrado en las zonas menos buscadas, como la última parte de la calle Enmedio o de la calle Trinidad más alejada de la Puerta del Sol”.

Nomdedéu, quien calcula en un 35% el promedio de recorte sufrido por los precios de todo tipo de locales comerciales en los últimos años, explica que “cuanto más céntrico y mejor era el local comercial, más exceso de precio había antes de la crisis en relación a lo que realmente se podía obtener de rendimiento del negocio”. Explica también que, ahora mismo, “hay mucha oferta; solo hace falta dar un paseo por cualquier calle comercial y ver los carteles de se alquila”.

Son lugares, además, que en muchas ocasiones han estado ocupados durante años, e incluso décadas, por enseñas casi ya tradicionales en el paisaje urbano, como Deportes Castellón en la avenida del Rey de la capital; El Faro Industrial en la calle Falcó, o Bicicletas Casañ en Conde Pestagua. En algunos de los supuestos supone la desaparición de la empresa, a menudo animada porque ha llegado el momento de la jubilación para propietarios cuyos hijos no se plantean continuar adelante con la firma, y menos en un contexto económico como el que se vive ahora.

Nomdedéu considera que la vuelta a la actividad de estos espacios urbanos es complicada porque “por mucho que hayan bajado los precios, rentabilizarlos y poder sacar el dinero suficiente como para pagar el local y que quede suficiente ganancia como para vivir es muy difícil”.

El presidente de los API castellonenses añade que “muchas personas que tienen una idea para un negocio no se atreven a lanzarse por bajo que sea el arrendamiento que le propongan”. Afirma también que “la gente del comercio nos comenta que el consumo ha descendido mucho y que es muy difícil conseguir la financiación de los bancos para que la gente con proyectos los realice”.

expectativas // A la hora de estimar qué es lo que ocurrirá en los próximos meses en esta actividad, Francisco Nomdedéu considera que “los precios se ajustarán un poquito más, aunque no mucho más; en todo caso, en la línea de hacer más viables las iniciativas de cualquier emprendedor”.

El presidente de los agentes de la propiedad inmobiliaria de la provincia de Castellón insiste, no obstante, en que “lo que de verdad hace falta es que se reactive la economía para que todo se pueda estabilizar y los comercios vuelvan a ser rentables”.