Los economistas lo llaman fríamente desapalancamiento, en referencia al proceso de desendeudamiento que necesariamente tiene que afrontar una economía como la española, ésa a la que Europa achaca el haber vivido durante años por encima de sus posibilidades. Según las cifras del Banco de España, el crédito vivo a empresas y particulares de Castellón (lo que se conoce a efectos estadísticos como otros sectores residentes) se sitúa en marzo de este 2012 en 21.716 millones de euros y confirma las previsiones de los expertos: que la sequía crediticia se agrava, con un brutal descenso de casi 1.000 millones en los últimos seis meses y de nada menos que 4.490 millones en relación a los máximos que se alcanzaron a mediados del 2008.

El consumo entonces estaba por las nubes, aunque ya iniciaba su particular declive. Cuatro años más tarde, los datos vienen a dar la razón a todos aquellos (leáse empresarios) que no se cansan de advertir de las consecuencias de la asfixia financiera. El nivel de crédito al sector privado de la provincia se ha reducido un 18%, regresando a las cifras del año 2006. Es más, Castellón es la segunda provincia del país donde más se ha reducido el crédito a empresas y particulares. Solo nos supera Guadalajara, mientras que en el resto de las provincias españolas el grifo del crédito también se ha cerrado, aunque en mucha menor proporción. Tras Castellón, se colocan Pontevedra, Las Palmas y Cuenca, mientras que la lista la cierran Gipúzcoa, la vecina Valencia y Madrid.

ENTIDADES INTERVENIDAS // Pero, ¿por qué en Castellón el dinero que bancos y cajas prestan a empresas y familias se ha reducido tanto? Para los economistas hay varias razones. “Hay un problema de oferta y demanda. En Castellón la mayor parte de las entidades que tradicionalmente han prestado dinero a las empresas están intervenidas y eso puede ser una explicación. También puede haber un problema de demanda. Si los proyectos de inversión no son viables, el banco no presta el dinero, porque lo que lo quiere la entidad, lógicamente, es ganar dinero”, explica Manuel Illuenca, profesor de Economía Financiera de la Universitat Jaume I de Castellón e investigador asociado del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

Las consecuencias de cierre total de grifo financiero han sido, y son, dramáticas para los hogares y los negocios de la provincia. A los primeros se les hace cuesta arriba llegar a fin de mes y decenas de pequeñas empresas se han visto obligadas a echar el cierre. Uno de los colectivos más afectados son los autónomos, que no se cansan de denunciar que la ventanilla sigue cerrada. De hecho, los datos que maneja la Federación de Trabajadores Autónomos (ATA) revelan que el 57,3% de los autónomos ha visto rechazada su petición de crédito y apenas a una cuarta parte le fue aprobaba su solicitud sin dificultades. Lo peor, dicen en ATA, es que la sequía financiera va para largo. H