Los años de dura crisis y caída del consumo han hecho mella en el sector comercial castellonense, especialmente en las pequeñas y medianas empresas. Muchas resisten, en torno a 9.000, pero es solo a costa del importante esfuerzo de sus propietarios, a menudo, trabajadores a tiempo completo en la tienda además de gestores de la empresa.

Todos los comerciantes y portavoces de asociaciones de la actividad coinciden en todo caso en que las pyme del sector comercial mantienen la persiana abierta solo a costa de un proceso de descapitalización progresiva, que se ha producido apelando incluso a los recursos económicos y patrimonios personales, ya que la crisis del consumo se suma a las enormes dificultades para poder acceder al crédito. Esa liquidez que empresas de todos los sectores de actividad de la provincia necesitan, especialmente para capital circulante, el utilizado en el día a día, es igualmente precisa para las tiendas, que deben aprovisionarse de género y pagar a sus proveedores antes de estar en condiciones de venderlo.

Además, el complejo contexto económico hace que en la mayor parte de los casos tampoco existan alternativas, lo que fuerza a continuar adelante, aunque sea en condiciones cada vez más complicadas, tal y como explica el presidente de Céntrics, Antonio Adell. El comerciante recuerda que la caída en el volumen de facturación es brusca desde el inicio de la crisis y no se detiene. H