Hasta hace muy poco tiempo, si un hijo le decía a sus padres que quería ser arquitecto estos se llenaban de orgullo. La de arquitecto era sinónimo de una profesión de enorme prestigio, con una tasa de paro prácticamente nula y una remuneración que daba de sobra para llegar a fin de mes. Pero aquello ha pasado a la historia y quienes se dedican a esta actividad en Castellón tienen los mismos problemas (o incluso mayores) que el resto de los trabajadores: en los despachos apenas entran encargos, ni públicos ni privados, y los salarios se han desplomado.

El sindicato de arquitectos acaba de hacer pública una completa radiografía de lo que significa la actividad hoy en día. Y la palabra que mejor resume la situación que atraviesan estos profesionales es la precariedad. Casi el 31% está en paro y, entre los que trabajan, el 71% tiene unos ingresos que no superan los 1.000 euros al mes. “Estos datos reflejan perfectamente lo que está ocurriendo en Castellón y que es consecuencia de un desplome de la actividad”, asegura Jaime Prior y Llombart, presidente del Colegio Territorial de Arquitectos de Castellón (CTAC), una entidad con 449 colegiados, cifra que se ha mantenido más o menos estable en los últimos años.

El sector de la arquitectura ha sido uno de los más afectados por la crisis económica, pero la culpa de la debacle no la tiene solo el pinchazo de la llamada burbuja inmobiliaria. Hay más responsables y mucho más importantes. “Los principales problemas que tenemos derivan del cierre del crédito a la construcción y la morosidad de la Administración en cumplir sus obligaciones de pago. En Castellón hay despachos que están a punto de cerrar solo por los impagos”, lamenta el presidente del CTAC, que asegura que más del 80% de los profesionales de la provincia “no se enteraron ni se beneficiaron significativamente de la burbuja inmobiliaria”, un fenómeno que Prior no duda en tachar de “locura”.

MENOS ESTUDIANTES // La situación de precariedad por la que atraviesan los arquitectos en activo se nota en la Universidad, donde en pocos años la demanda ha caído drásticamente. Casi el 90% de los jóvenes de Castellón que estudian arquitectura lo hace en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universitat Politècnica de Valencia, donde las listas de espera de ahora nada tienen que ver con las de los años previos a la crisis. “Cada curso se ofertan 360 plazas para alumnos de nuevo ingreso. Cubrimos las plazas en junio, aunque las cosas han cambiado mucho. La lista de espera ahora es de unas 100 plazas. Hace unos años eran 800”, cuenta el arquitecto burrianense Iván Cabrera, que es además subdirector y jefe de Estudios de la Escuela valenciana. Otros centros españoles tienen vacantes, algo impensable hace diez años.

Entre los alumnos también reina el pesimismo. Tras seis años de carrera, muchos han acabado estudiando otra titulación y otros dedicándose a otras disciplinas. También los hay que han optado por marcharse a otros países, pero fuera de las fronteras nacionales las cosas tampoco son tan fáciles y muchos trabajan como empleados en restaurantes y cafeterías de Londres o Berlín.

Aunque el futuro no es halagüeño, los arquitectos se resisten a darse por vencidos y creen que la luz al final del túnel está en la reindustrialización de la sociedad, en la puesta en marcha del tejido industrial. La rehabilitación energética asumida seriamente, que comienza con la conocida ITV de las viviendas, podría ser una fórmula. “El problema aquí es que la Administración no está haciendo nada coherente. El parque inmobiliario de la provincia se está deteriorando y desde la Administración hay una inactividad total. Es como querer mirar hacia otro lado, cuando existen plazos de rehabilitación y de mejora energética comprometidos a nivel europeo, que finalizan en breve y que no se están programando debidamente. Como siempre, a correr al final y hacerlo mal”, denuncia Prior.

La internacionalización también puede ser otra salida, pero “coordinada con otros sectores y fomentada por la Administración. Hoy en día es extraño algún despacho europeo que no disponga en su plantilla de algún arquitecto español porque son de los mejores formados de Europa”, insiste el presidente del CTAC. H