Una cosa es el precio al que se cotiza el petróleo en los mercados internacionales, que en las últimas semanas ha experimentado una caída importante, y otra muy distinta es el precio final que los consumidores, empresas y familias, pagan directamente en su factura, una realidad que se puede extender a todas las energías: petróleo, electricidad, gas... Tal es la diferencia que el hundimiento de la cotización del barril de Brent no se ha traducido en una bajada del precio del gas natural que las azulejeras pagan por poner en marcha sus hornos.

La propia patronal cerámica Ascer hace la reflexión de por qué se produce esta situación, y arroja varios factores que dificultan que una variación de los costes se traduzca en una bajada directa de los precios del suministro y que, en todo caso, sería “ligera”.

La historia es la de siempre: “La rebaja del precio del gas que se consume en el sector no será tan acusada como la bajada del precio del Brent, ya que en la fórmula utilizada para fijar el precio inciden múltiples variables”. Sin ir más lejos, “la parte regulada de la factura permanecerá congelada, por lo que la bajada del crudo afectará únicamente al componente de la materia prima en el precio final; en el resto de conceptos, que dependen directamente del Gobierno, no habrá rebaja”. Y no hay que perder de vista que se calcula que dos terceras partes son impuestos.

El segundo factor que impide una bajada de los precios del gas para el azulejo es el tiempo. “Hay que esperar a ver cuánto tiempo se sostiene la bajada del Brent, pues la repercusión en el precio no es directa, sino que normalmente se toma la media de los seis meses anteriores; cuanto más tiempo se prolongue la bajada de precios, más impacto positivo tendrá sobre el precio final”, indican desde Ascer, pero la realidad es que el precio del Brent ha vuelto a emprender la subida de su cotización, pasando del mínimo histórico a revalorizarse un 40% en el último mes.

Tampoco la paridad euro/dólar ayuda. La mayoría de las operaciones se contabilizan en dólares, por lo que su fortaleza contrarresta la bajada del barril de crudo.

Y por último, habría que tener en cuenta que la propia falta de transparencia del mercado español del gas, con contratos individualizados, solo conocidos por la compañía y el usuario, no contribuye a que funcione de manera real la ley de oferta y demanda.

Tampoco la electricidad está bajando en el ámbito industrial. “Los precios eléctricos no tienen una relación directa a los del Brent, de hecho, la electricidad tiene durante el último año una tendencia al alza”, subraya Ascer, por lo que, en conclusión, “una bajada del precio del Brent no supone una bajada proporcional en los precios del gas, ya que el precio final del gas depende de muchas otras variables”. H