Las mayorías absolutas pasaron anoche a la historia en prácticamente el conjunto de los municipios de la provincia de Castellón. Con la excepción de las sobradas victorias de los socialistas en Vila-real y Morella; o de Compromís en Betxí; y los triunfos del PP en Peñíscola y Alcalà de Xivert, los pactos de izquierdas resultarán claves para garantizar el gobierno en gran parte de las principales localidades castellonenses.

Más allá de la entrada en los consistorios de los partidos nacidos al albor de Podemos, la gran victoria de la noche fue para Compromís que, además de ganar concejales, se convierte en determinante para formar gobierno en tradicionales feudos de los populares. Este es el caso de Burriana, donde Juan Fuster ha perdido cuatro ediles y, con ellos, las opciones de gobernar en solitario. En el lado contrario está la coalición de Vicent Granel que, tras ocho años sin representación en la ciudad, logra tres concejales y todo apunta a un pacto junto a los socialistas y Se puede.

Situación similar se da en Almassora, donde Compromís consigue 800 votos más que en los pasados comicios municipales y cinco ediles (uno más) que le dan la llave de gobierno; o en Benicarló y en Moncofa, con PSOE y PP empatados en concejales.

Tampoco se puede olvidar el caso de la Vall, donde Óscar Clavell, pese a ser el más votado, tiene muy difícil gobernar con la entrada de la coalición con dos ediles y su más que posible pacto con el PSOE y EUPV. En Vinaròs, el PSOE pasa a ser tercera fuerza y Tots i Totes Som Vinaròs sube al segundo lugar. Los dos ediles de Compromís también serán claves. Igual pasa en Benicàssim, donde Susana Marqués se queda sin la mayoría absoluta. H