Es una de los 489 castellonenses que en el 2011 hicieron las maletas y se marcharon al extranjero en busca de una oportunidad, pero Salomé Castelló siempre tuvo claro que su estancia en Brighton, una localidad de 250.000 habitantes situada en la costa sur de Inglaterra, tenía fecha de caducidad. “Nunca se me pasó por la cabeza quedarme a vivir allí para siempre. Tenía claro que aquello sería temporal y que nada más pudiera regresaría a Castellón”, cuenta esta joven de 29 años diplomada en Turismo y licenciada en Publicidad.

La aventura de Salomé en Inglaterra comenzó a principios del 2011. Con dos titulaciones universitarias y un mercado laboral en plena atonía, esta joven castellonense decidió emigrar a Inglaterra. Lo hizo por dos motivos. “Primero, porque después de años estudiando inglés, me di cuenta de que no sabía nada. También fue determinante el hecho de que en Castellón no hubiera trabajo”, describe.

Junto a su pareja, Sergio Guardino, aterrizó en Brighton con 1.000 euros en el bolsillo, una reserva de hotel para dos semanas y sin ninguna oferta de trabajo. No le costó darle la vuelta a la situación. “Enseguida encontramos una casa que compartimos junto a otras cinco personas más. Con el empleo ocurrió lo mismo. Fue rápido. Primero trabajé en una hamburguesería, después en un hotel como limpiadora y mi último empleo antes de regresar a Castellón fue como organizadora de eventos en otro establecimiento hotelero”, describe Salomé.

Tras algo más de dos años, Salomé regresó a Castellón en verano del 2013. “Echábamos de menos a la familia, el clima y la comida. Cuando estás fuera te das cuenta de lo afortunados que somos de vivir en una zona como esta, con el sol y la playa tan solo a unos metros”, sentencia la joven.

Los dos años en Inglaterra sirvieron a Salomé para dominar perfectamente el inglés y aprender a buscarse la vida: “La estancia en Inglaterra fue muy positiva. Lo volvería a hacer. Aprendes a superarte ti misma, conoces a gente que está en tu misma situación... Es una lección de vida que aconsejo a todo el mundo”.

Nada más llegar a Castellón, Salomé se incorporó al mercado laboral. La llamaron de varias empresas y todo gracias a su dominio del inglés. Hoy trabaja de lo suyo en la agencia de publicidad Promopublic y se siente una afortunada. No le ha ido mal, como tampoco le ha ido mal a varios de sus mejores amigos que un día, como ella, decidieron marcharse al extranjero y que hoy, gracias a lo que aprendieron, tienen un buen trabajo. Y cerca de casa. H