Mariano Rajoy tenía guardado un caramelo para el PSOE. En su intervención de respuesta al portavoz socialista, Antonio Hernando, anunció el compromiso de «suspender los efectos académicos» de las reválidas de cuarto de ESO y bachillerato hasta que se haya cerrado el pacto sobre educación que ofreció el miércoles. Hernando celebró el «pequeño paso» y Ciudadanos lo aplaudió como fruto de su acuerdo de investidura, pese a que sus efectos prácticos son ciertamente muy limitados. Quizá el caramelo de Rajoy estaba algo envenenado.

Las reválidas se llevarán a cabo de todas las maneras, solo que no será necesario aprobarlas para obtener los títulos de ESO o de bachiller. Y la prueba de final de bachillerato servirá como selectividad de acceso a la universidad. Exactamente lo mismo que ya establece la LOMCE para el curso 2016-17. Si acaso, el anuncio de Rajoy tendría efecto en el 2017-2018, si para entonces no se hubiera alcanzado aún el pacto educativo. En su primer discurso ante el pleno, el líder del PP se comprometió a crear en una subcomisión en el Congreso que negociará el pacto con el objetivo de tenerlo listo en seis meses, pero podría alargarse más.

En un receso del debate, el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, precisó que la reválida de bachillerato «será muy parecida a la antigua selectividad, aunque Educación tendrá una mayor competencia sobre el contenido del examen, respetando la autonomía de las comunidades». Un portavoz de su departamento apostilló de inmediato que el nuevo Ejecutivo aprobará un decreto que recogerá lo anunciado por Rajoy y luego se tramitará de urgencia la orden ministerial que regulará las características de las evaluaciones.

CAMBIO DE MATIZ/ No todos los socialistas reaccionaron igual que Hernando. Su nuevo portavoz en el Senado, Vicente Álvarez Areces, firme partidario de la abstención, fue más allá y lo celebró como el fruto del giro dado por su partido. Manel Cruz, portavoz de Educación del Congreso y diputado por el PSC que el sábado votará negativamente a la investidura, lo vio como un simple «cambio de matiz» que en realidad esconde la voluntad de negociar el pacto educativo partiendo de la LOMCE como base. Algo que no están «dispuestos a permitir».

En el hemiciclo solo Aitor Esteban (PNV) pidió explicaciones a Rajoy por ofrecer «como diálogo algo que ya está en la ley»; el presidente en funciones olvidó responderle.

RECHAZO DE LOS SINDICATOS / Por su parte, las federaciones de Enseñanza de los sindicatos UGT y CCOO y el sindicato de profesores STES tampoco veían la novedad por ningún lado. «Lo que nosotros pedimos es la desaparición de las reválidas como concepto y la vuelta a la antigua selectividad como garantía del distrito único universitario», declaró el secretario general de FECCOO, Francisco García.

Respecto a la derogación de la LOMCE, que Hernando también exigió en su intervención, fue rechazada por Rajoy: «Ese pacto no debe consistir en derogar la LOMCE», advirtió. H