La Conselleria de Obras Públicas pretende actualizar con el Ministerio de Fomento el protocolo de carreteras que en el 2005 firmaron Francisco Camps y Magdalena Álvarez y que todavía tiene pendientes de ejecutar en la provincia 11 obras, que en su día se calcularon en 530 millones de euros. La mayor parte de este montante corresponde al Gobierno central al que, aunque le atañen menos actuaciones (cuatro), estas suman un total de 448 millones. Por su parte, la Generalitat no ha ejecutado siete actuaciones por valor de 82 millones.

De esta manera, seis años después de que teóricamente acabase la vigencia del protocolo 2005-2010 (se preveía firmar uno nuevo posteriormente, pero esto no llegó a materializarse) la consellera María José Salvador transmitió el miércoles al secretario de Estado de Infraestructuras la necesidad de renovar este compromiso de inversión pública, que llega a cuentagotas a Castellón.

Tanto es así que el Ministerio de Fomento y el Gobierno regional no han materializado tres de cada cuatro euros que el viejo protocolo incluía para Castellón, ya que solo se ha plasmado el 73% del montante total.

a la espera // Y eso que, más allá del protocolo, las obras del Ministerio están incluidas en su Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda (Pitvi) que aprobó en el 2012 y se deben ejecutar antes del 2024. Pero de momento, y tras concluir la variante de la N-340 en el Maestrat hace año y medio, solo se avanza en contadas excepciones. Por ejemplo, está pendiente de adjudicación la mejora de la N-232 en el puerto de Querol. El resto de obras del Estado están a la expectativa.

Por su parte, el panorama de la Conselleria es incluso menos halagüeño. La Administración valenciana acabó su última obra de envergadura en carreteras en el territorio provincial hace seis años (la CV-10 y la CV-13); y, con una escasísima inversión en el territorio castellonense, a medio plazo solo se vislumbra la posibilidad de construir la Ronda Suroeste de Vila-real.