Hubo un tiempo en el que un hombre y una mujer se conocían, se enamoraban y, tras varios años de noviazgo, se casaban porque sí. No había otra opción. Pasar por el altar era un trámite obligatorio, como sacarse el carnet de conducir para ponerse al volante. Pocas eran las parejas que rechazaban el anillo y rehusaban celebrar una boda porque no iba a añadir nada nuevo a lo que sentían el uno por el otro. Hoy, las cosas han cambiado y, aunque casarse sigue siendo la opción mayoritaria, la convivencia fuera del matrimonio es cada vez más común. Y una de las opciones que con los años ha ganado enteros en Castellón son las uniones de hecho. Cada vez hay más y eso que, a nivel legal y fiscal, estar casado y ser una pareja de hecho no es lo mismo.

Que la apuesta por la convivencia fuera del matrimonio va ganando terreno en Castellón lo demuestran los datos de altas en el Registro de Uniones de Hecho Formalizadas de la Comunitat Valenciana, un departamento que depende de la Conselleria de Justicia y Administración Pública. Durante el 2016 se inscribieron en la provincia 178 nuevas parejas, de las que 171 fueron de diferente sexo y 7 del mismo. Esas 178 parejas registradas suponen un 80% más que las contabilizadas hace cuatro años, cuando en la provincia se inscribieron 100. Si se analizan los datos desde el 2013, el resultado son 619 inscripciones en el registro, a una media de 154 cada año.

En Castellón, las cifras han ido poco a poco a más y en el conjunto de la Comunitat Valenciana la tendencia es la misma. El registro público valenciano contabilizó el año pasado 1.238 inscripciones frente a las 673 del 2013.

Pese a que la estadística oficial demuestra que las uniones de hecho van a más, el matrimonio sigue ganando por goleada. Un dato basta para entenderlo. Durante el último ejercicio se contabilizaron en la provincia 2.031 enlaces matrimoniales (1.490 fueron por lo civil). ¿La conclusión? Por cada 11 bodas que se celebran en Castellón hay una unión de hecho.

¿Por qué no es lo mismo? // En la Comunitat existe la posibilidad de registrarse como unión de hecho desde el 2001, aunque la última vez que se legisló en esta materia fue en octubre del 2012, cuando se suprimió el Registro Administrativo de Uniones de Hecho de la Comunitat y se creó uno nuevo, el de Uniones de Hecho Formalizadas. No obstante, el Tribunal Constitucional (TC), en una sentencia de junio del 2016, tumbó algunos de sus artículos (en concreto, los que hacían referencia al uso de la vivienda habitual durante un año tras el fallecimiento de la otra persona) y desde entonces la Comunitat se ha quedado entre las regiones que tienen un registro de estas uniones, pero sin derechos civiles.

Casarse por la Iglesia o por lo civil y registrarse como pareja de hecho no es lo mismo. No lo es desde el punto de vista legal y tampoco para Hacienda. Además, a falta de una ley estatal que regule las uniones de hecho, las comunidades autónomas han legislado, pero no todas lo han hecho ni tampoco de la misma manera. De las 17, un total de 13 han aprobado leyes distintas, aunque hay puntos en común.

Para empezar, y en lo que se refiere a derechos laborales, las parejas de hecho tienen los mismos derechos que los casados y pueden disfrutar del permiso laboral por enfermedad grave o muerte de la pareja, del mismo modo que ambos tienen derecho a los permisos por paternidad o maternidad. No obstante, mientras los casados tienen 15 días de permiso laboral tras la celebración del matrimonio, en el caso de las uniones de hecho ese permiso no existe, a no ser que se reconozca en el convenio colectivo.

Donde hay más diferencias entre matrimonio y unión de hecho es en la pensión de viudedad. Por ser pareja de hecho no se tiene derecho directo y, para acceder a la pensión, hay que acreditar que la pareja está inscrita en el registro desde hace más de dos años o, si no está inscrita, que existe y hay una convivencia demostrada de al menos cinco años.

Para inscribirse hay cumplir varios requisitos. En Castellón, el más importante es que al menos uno de los dos miembros de la pareja debe estar empadronado en algún municipio valenciano. También es preciso que ambos sean mayores de edad o menores emancipados. La inscripción puede hacerse durante todo el año y hay que rellenar un formulario y presentarlo, en el caso de la provincia, en la Casa dels Caragols. Las tasas cuestan 61,21 euros.