El tamaño medio de las empresas de Castellón viene perdiendo peso desde hace casi una década. Si bien los negocios de menos de diez trabajadores han experimentado un incremento continuado desde el 2012 hasta rozar ya cifras de antes de la crisis y, de otro lado, el número de empresas de mediano tamaño va por este mismo buen camino hacia la recuperación, las empresas de más 500 trabajadores se han reducido en casi la mitad en este tiempo. Este desequilibrio supone «un lastre» para la capacidad innovadora y competitiva de los negocios en la provincia, según coinciden en señalar economistas y responsables de la Administración autonómica, que urgen un cambio de modelo productivo que también «debe involucrar a la organización y gestión de las propias empresas», según señalan.

De otro lado, los datos referidos en la última encuesta anual del Instituto Nacional de Estadística (INE), en la que vuelve a refrendarse que la industria cede terreno a favor de los servicios en Castellón, confirma un nuevo desequilibrio en la provincia, «y esto repercute directamente en el empleo». El peso de la industria representa actualmente solo el 11% del tejido económico de la provincia, cuando los estándares europeos recomiendan que este no debe ser menor del 20%. Desde el inicio de la crisis, la capacidad productiva, incluso, ha llegado a bajar en casi dos puntos. Así, de lograr alcanzar estos objetivos, la productividad de la economía en Castellón podría elevarse al menos un 13%.

MODERNIZACIÓN

Los mismos análisis destacan en señalar que el tamaño actual de las empresas de Castellón está ligado al auge de una economía basada en la promoción del sector servicios, donde predominan las sociedades de dimensiones extremadamente reducidas. Así, casi tres cuartas parte de los negocios existentes en la provincia corresponden a microempresas de entre uno y tres trabajadores, según detalla el INE en su último balance anual correspondiente a 2016.

Por otro lado, si poco más del 1% de estas pequeñas empresas están enfocadas a la exportación, las sociedades de más de 50 trabajadores ya venden en el exterior en unas cifras que representan, como mínimo, un 33% de su facturación total. Además, la capacidad de renovación tecnológica y digitalización apenas alcanza al 10% de los negocios más reducidos, mientras que este porcentaje se eleva por encima del 55% si se trata de medianas empresas y llega a rebasar ampliamente el 95% en lo que concierne a las grandes compañías.