Cada familia de acogida tiene una historia detrás, pero la generosidad y entrega que muestran a un niño desconocido las define a todas ellas. Es el caso de una pareja de Alcossebre que cuida de un menor desde hace dos meses y ya lo hizo con otro durante medio año. «Siempre vemos las campañas en el extranjero y aquí hay muchas necesidades», apunta esta mujer, mientras reconoce que es «una herramienta de la administración». Por eso, pide a la Conselleria mayor celeridad a la hora de facilitar las acogidas y un trato más cercano.

«El acogimiento es una familia para un niño, mientras que la adopción es un niño para una familia. Te ofreces con el corazón abierto, los cuidas como a tus hijos y siempre recibes mucho más de lo que das», señala. «Debes saber que se pueden ir en cualquier momento, te duele, pero es así», remarca esta mujer, quien resalta la «gran» labor que realiza el centro de Penyeta Roja.

Otro testimonio es el de una vecina de Vila-real que tiene a una niña acogida desde hace cerca de un año. «El acogimiento siempre es la mejor opción para el menor, la evolución cuando salen del centro es enorme. Hay que estar dispuesto a ayudar, porque el objetivo siempre es que vuelvan con sus padres biológicos».