Y estamos en martes! Volvió la música al concurs. Esta vez de la mano de Pirotecnia Benlloch, Renunció José a desglosar el inicio aéreo con gran riesgo ya que preparó un pupurri de trueno y color sin marcar las partes y le resultó tan perfecto como el resto de espectáculo. El de Chelva entró con el fondo musical de Hym (Himno), que cuadraba cada trueno con el golpe fuerte de percusión, mientras con una perfección inverosímil se fueron entremezclando la canción, los humos, azul y verde, los fuegos cruzados, truenos digitales, relámpagos, descargas de trueno, craker y crosetas. Fueron casi tres minutos de una gran belleza cromática en el firmamento. El primer tercio fue más que bueno, buenísimo. Benlloch, de su propio reto había salido vencedor. Los grupos tenían seis retenciones y fueron quemándose rápido, rápido rápido, con alegría y de menor a mayor siempre sin dejar descansar el asfalto de la Plaza del Primer Molí, que es lo que se desea de cualquier mascletà y siempre con acompañamientos de pitos, serpentinas, focos de color chicharras y masclets de hasta 6 cm. Benlloch, en su tercera participación en el Ciutat de Castelló quiere algo más y lo demostró en el terremoto terrestre. Estaba compuesto de cuatro fases con más de mil masclets que, comenzando con calibre tres, subieron de tono a cinco y se remataron con un montón del 6. Y para qué te cuento con el bombardeo final. Los efectos secundarios (pitos, sirenas, y focos de color --de nuevo con mayoría roja--) no pudieron con los truenos del siete que en un número que superaba las 300 carcasas cubrieron el ayer cielo azul de un blanco de paz, pero con efectos de guerra. Remató el valenciano con dos volcanadas una en rojo, con chicharras y la verde final como color de Castellón. Se dice que quemó 190 kilos de pólvora con un espectáculo que duró nada menos que 7,44. El público premió su trabajo con una gran ovación.