Castaño fue el protagonista de otro de los momentos que se vivieron con emoción en la plaza. Fue frente al ‘miura’ que hizo segundo, un toro que protagonizó un segundo tercio muy aclamado por el público. Castaño colocó el toro hasta en cinco ocasiones para que fuese al caballo, cada vez más lejos, hasta colocarlo de punta a punta de la plaza. La arrancada del toro fue algo embustera, su gazapeo y su fijeza con el capote del torero hizo que muchas veces el toro se arrancara con inercia, encontrándose en su camino al montado. Bien el picador que le midió el castigo, no siempre hundiendo la puya en los rubios del toro. El de Miura llegó con poco brío a la muleta de Castaño, se dejó torear pero con muy poca transmisión y venido a menos.

Importante fue el sexto toro de la tarde, junto con el ‘victorino’ que abrió plaza, de lo mejor y más encastado que se vio en el desafío. Frente a este ‘cuadri’, se gustó toreando a la verónica el torero Serafín Marín con encaje, empaque y buen gusto. El toro empezó ahí a enseñar sus cualidades. Aunque sin mucha espectacularidad, empujó bien al piquero. Se vino arriba el de Cuadri con la muleta. Embistiendo por abajo con emotividad y recorrido. Se palpaba el peligro, puesto que el de Cuadri no era tonto y sabía lo que se dejaba detrás. En un viaje se quedó debajo de los vuelos de la muleta y a punto estuvo de hacer presa con Serafín. El catalán aprovechó sobre todo la inercia de las primeras arrancadas, puesto que el toro se iba quedando cada vez más corto a partir del tercer muletazo. Faena de altibajos. Se acopló por momentos Marín, que no acabó de aprovechar un toro con fondo y que pedía mando, firmeza y oficio. Pudo cortar alguna oreja de no haber marrado con los aceros.

Serafín se enfrentó en primer lugar al Miura de menos opciones de los que abrieron la tarde, un ejemplar con embestida áspera y tosca, que topaba más que embestía y que nunca llegó por abajo. La decisión y voluntad de espada no fue suficiente para levantar el vuelo de su faena.

Rafaelillo toreó a placer al primer ‘miura’ de la tarde, un ejemplar que repitió entregado a la muleta, con nobleza, boyantía y transmisión. Un buen toro, de los más claros del festejo del segundo desafío ganadero. Abrevió con el difícil cuarto. H