Saber de dónde venimos nos lleva a saber quiénes somos». Sabias palabras de José Antonio Balfagó, de la Milicia Templaria, en su intervención como conductor del acto de homenaje de esta edición a Jaume I el Conqueridor, uno de los más vistosos y solemnes de la Magdalena.

El compromiso con la tradición de Castellón brilló con luz propia, y nunca mejor dicho, pues se desarrolló bajo un sol de justicia y un sofocante calor, que festeras y público soportaron con aguante, pese a que causó un leve vahído a la reina infantil, Berta Montañés, sin importancia.

Los asistentes no se perdieron detalle del desfile por la avenida Rey don Jaime de los distintos colectivos, que fueron llegando para situarse frente a la estatua del histórico personaje. La asociación cultural Aljama, Host del Castell Vell, la Milicia Templaria de la Germandat dels Cavallers, la Dehena del Centenar de la Ploma (de Barcelona, que custodia la senyera del rey Jaume I).

Y cómo no, la espectacular entrada, con sus trajes de ensueño, de Na Violant Marina Redó, con el prohom Luis Oria; y sus dones de companya: Na Dolça, Ana Goterris; N’Enmengarda, Ana Sanz; Na Eva, María Soriano; Na Margarida, Estefanía Gonell; Na Provençala, Andrea Sánchez; y Na Rama, Ana Ortuño. Tampoco faltaron, por supuesto, el Rey Jaume I, encarnado por el concejal Vicente Guillamón; y Guillem de Montrodó, representado por el vicepresidente de la Diputación provincial, Vicent Sales.

El alegato de Balfagó tuvo guiños «para la declaración de bien de interés cultural (BIC) inmaterial de la Romeria de les Canyes», del 3 de marzo; para el Pregó, «mosaico de cultura viva»; o los «65 años de historia, trabajo y esfuerzo de la Germandat dels Cavallers, originaria del 15 de enero de 1951». Y tras la loa al conquistador del Castell Vell, «rey poseedor de valentía y fidelidad», el imponente Jo sóc de Castelló.

A continuación, Na Violant, con el prohom, declamó el esperado Laude arbitral, coronado por tambores. Y seguidamente, el maestre Héctor Prades Andreu le entregó, para su lectura a Jaume I, la Llicència de trasllat, reproducción del documento fundacional, del 8 de septiembre, de 1251, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional.

ROSAS, LAUREL Y LA SENYERA / Y llegó el momento de les dones de companya, que depositaron las rosas caballerescas a los pies del monumento al rey, tras pasar bajo las espadas en alza. Tras las jóvenes, Na Violant, con el prohom, y junto a la alcaldesa Amparo Marco y la reina de las fiestas de la Magdalena, Estefanía Climent, rindieron homenaje al fundador con la corona de laurel, portada por un séquito infantil, y la senyera. Aplausos y más aplausos de un público emocionado por este viaje al pasado, historia viva de la capital de la Plana y de sus orígenes.

Como colofón a una magnífica puesta en escena, la joven Na Violant Marina Redó, gran protagonista del evento, invocó a los santos patronos, con una frase de leyenda. Y más que un conjunto de palabras, un mensaje cargado de emotividad, y declamado desde lo más profundo de su corazón de castellonera: «Cavallers, per la Mare de Déu del Lledó, Sant Jaume i Sant Cristófol!». Y una respuesta coreada por toda la multitud, con la misma intensidad, multiplicada: «Fadrell!».