Ha hecho el camino inverso. De una colla ha pasado a una comisión de sector. Y es que, desde pequeña «quería estar en una gaiata». Y así lo consiguió superando las reticencias iniciales de sus padres, «que ahora son los más entusiastas gaiateros». Así se expresa Selene Tarín Alegre, madrina 2018 de La Cultural, una joven envuelta en la ilusión de ser luz y testimonio.

Y es que el que la sigue la consigue. Selene tenía muy claras sus esperanzas de ostentar un día la banda de un madrinazgo, como una quimera que, día a día, se acercaba a su vida para sentirse feliz y cumplir con las tradiciones de su Castellón. A sus 18 años, y con la alegría manifiesta de quien respira castellonerismo por doquier, disfruta el momento. «Es un sueño que no me quiero perder», concreta.

De la Magdalena asegura que lo que más le gusta es el Desfile de Gaiates, «muy emocionante», y la Ofrena, «porque vamos a ver a nuestra patrona», indica Selene con el convencimiento de que cada uno de los instantes y experiencias magdaleneras son únicas e irrepetibles, «como cada sábado en el Palau, como las horas en el almacén de gaiatas haciendo nuestros monumentos, como el ambiente de la comisión, porque somos una pequeña gran familia», detalla una madrina que muestra su alegría palpable ante las bendiciones del cielo que le han llevado en volandas hasta el trono de La Cultural.

Con el elegante traje de castellonera ya preparado para la ceremonia de presentación oficial, Selene destaca de estas galas «el delantal, «un trabajo de artesanía, que hay que elaborar, que tiene un esfuerzo y una dedicación notables», subraya.

La madrina de la gaiata 19 hace un llamamiento a la juventud para que se incorpore a las comisiones de sector, «porque los jóvenes aportan alegría, entusiasmo y ganas de hacer cosas, es necesario que haya muchos voluntarios jóvenes que llenen de espíritu dinámico las comisiones de sector». Palabras de madrina que inicia su romería de la Magdalena para buscar la luz enamorada y brillante de la gaiata que saldrá a su encuentro en la noche del tercer domingo de Cuaresma.