Peñíscola, un año más, estuvo presente en la cabalgata del Pregó. Y, como siempre, sus antiguas danzas que se exhiben en el día 8 de septiembre, en la fiesta de la Virgen de la Ermitana, volvieron a desfilar por las calles de Castelló. Color y ritmo en el folclore característico con un vestuario que llama siempre la atención entre el público en su discurrir por la carrera oficial de la cabalgata costumbrista. Danzas que significan la lucha eterna entre el bien y el mal, entre lo profano y lo religioso, y cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos de la historia de una de las tres ciudades papales en todo el mundo.