En la Magdalena del 2018, David Cubillas se adelantó al pregó. Aquellas fiestas, en la práctica, comenzaron con un gol. Un par de días antes del inicio oficial de la Magdalena, el CD Castellón jugó un partido en el estadio Castalia. Era la última temporada en Tercera, aunque entonces todavía no se supiera. Los albinegros no pasaban del empate con el Eldense y el tiempo se escurría en los minutos de descuento. Entonces le cayó un balón a Cubillas, en el área, y el goleador cambió el final del cuento.
«Llevaba muchas temporadas viviendo fuera y volver a la ciudad siendo jugador del CD Castellón, marcar ese gol en Castalia y vivir después la semana de fiestas fue algo muy especial», recuerda ahora Cubillas, capitán del equipo orellut cuatro años después de aquello.
De Castalia a la fiesta
Aquella noche de 2018, miles de jóvenes salieron de Castalia directos a la fiesta. La inercia eufórica de la celebración de una victoria postrera e importantísima empujó a convertir aquella noche intersemanal en un prólogo feliz a la Magdalena. «Me lo comentó mucha gente, que no tenía intención de salir, pero con la alegría del gol acabó de fiesta casi sin quererlo», apunta Cubillas entre risas, sin ápice de arrepentimiento.
El propio Cubillas también aprovechó que el fin de semana no había partido del Castellón para disfrutar de los actos de los primeros días de la Magdalena, como el Pregó o la Romeria. Los ocho años anteriores no había podido hacerlo, porque enlazaba temporadas fuera de la capital de la Plana jugando en equipos de otros lugares: los filiales del Deportivo de la Coruña y del Espanyol de Barcelona, el Benidorm, el Huracán Valencia o el Melilla... «Tenía muchas ganas de esa Magdalena y todo salió perfecto», --apunta- «también recuerdo un reportaje en el periódico con la blusa en la estatua del Tombatossals...».
Ese arranque espectacular de las fiestas del 2018 en clave albinegra tuvo continuidad. Porque en el segundo fin de semana, además, el fútbol volvió a ser protagonista con «la invasión» --recuerda Cubillas- al estadio Ciutat de València. Aquel fue uno de los desplazamientos más multitudinarios de la afición albinegra en las últimas décadas, con alrededor de tres mil orelluts en las gradas. El Castellón empató contra el filial del Levante, rival directo por la primera plaza, y el curso terminó con éxito al lograr el anhelado ascenso a Segunda División B en el play-off, después de siete duras temporadas en Tercera División. «Fue una de las Magdalenas y una de las temporadas más especiales para mí por todo lo que conllevó también para el club», añade el centrodelantero.
Cubillas reivindica el arraigo de los castellonenses a través de sus tradiciones y sus fiestas, y representa ahora el sentimiento identitario de la afición albinegra. El niño David, que un día fue, también vivió la esencia de las fiestas. «De las primeras Magdalenas, cuando era niño, primero, y cuando era joven después, tengo muy buenos recuerdos, como cualquier castellonense , de ir a la Romeria, a la feria con mis padres...», señala. En esta ocasión le toca vivir otra Magdalena especial. No solo por la ausencia de celebraciones en los años anteriores por la pandemia del covid. También porque es el capitán y el CD Castellón está inmerso en los festejos del centenario, al cumplir en este 2022 los 100 años.