El Periódico Mediterráneo

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«La Magdalena es reencuentro con la gente y en las calles»

Mi Magdalena favorita: Ximo Puig

El president de la Generalitat valenciana comparte con Mediterráneo sus momentos predilectos de las fiestas

Ximo Puig, en el centro de la imagen, en la bodeguilla del periódico Mediterráneo en el Poblet, en los años 80.

Con frecuencia los hijos no se creen, cuando son pequeños, que sus padres también fueran un día niños. Algo similar ocurre con los presidentes. Uno observa ahora a Ximo Puig, president de la Generalitat valenciana, siguiendo siempre el protocolo que exige su cargo en los diferentes actos oficiales, y no piensa que un día fuera también un niño que bajaba ilusionado desde Morella a Castelló para ver a sus amigos participar en el Pregó; y que fuera joven después, periodista de esta casa, testigo de la transición que experimentó la Magdalena durante los años setenta y ochenta, y partícipe en animadas verbenas en Sant Roc, punto de partida de una Romeria «inversa». 

Todo eso y más fue Ximo Puig en la Magdalena, antes que president del Consell. Por seguir el orden cronológico, fija un «primer recuerdo» en la cabalgata del Pregó, donde no participaba expresamente, porque lo suyo nunca fue el baile, pero sí gozaba como «acompañante desde muy pequeño». La comitiva bajaba desde Morella para disfrutar de un día que se vivía como un acontecimiento. «Era algo excepcional», asevera.

De los tiempos de juventud rememora sus años de becario, primero, y de redactor después, en Mediterráneo. «Largas jornadas» con el trabajo habitual que exige un periódico durante las fiestas. «Entrevistando a las reinas y cubriendo todo tipo de actos», señala. Tirando de símil político, Puig explica que «durante esos años se hizo una transición importante en la Magdalena, que tomó un gran impulso». «Era una fiesta que estaba anquilosada e irrumpió un grupo de gente joven que la convirtió en algo más abierto y popular», añade.

Reencuentro

Esa característica tan mediterránea es de hecho el aspecto favorito de las fiestas para Ximo Puig. «La Magdalena es reencuentro con la gente y en las calles. Existe un factor de convivencia muy importante que forma parte de mi imaginario vital. Es ir al mesón del vino, aunque este año no hemos podido, es quedar para almorzar con amigos, es ir a las collas. Al margen de los actos tradicionales y oficiales, que también son necesarios, la Magdalena es una fiesta que se comparte», desgrana.

En su caso, igualmente, la Magdalena se barniza con «un halo nostálgico». «Todos tenemos a personas queridas que ya no están entre nosotros o que están fuera e inevitablemente te acuerdas de ellas». El ciclo festivo encierra «una mirada personal» para alguien como el president, «con mucho arraigo en Castelló, porque de hecho aquí nacieron mis hijos». 

No cabe duda además de que «este año es muy especial», después de la doble suspensión de las fiestas por la pandemia. «A veces no das importancia a las cosas hasta que dejas de tenerlas», apunta. Entre otros actos, este año Puig participó como «siempre» en la Romeria. «Para mí es el símbolo de las fiestas, me gusta mucho». Algunos años de juventud, confiesa, recorría una Romeria «inversa». «Se hacían verbenas en la zona de Sant Roc, pasábamos la noche de fiesta y ya de día nos cruzábamos con los que subían», cuenta. 

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