«Tengo 90 años. He vivido muchos festejos de Castelló. Íbamos los amigos, la novia que ahora es la mujer, a la Magdalena, con un caballito y una jardinera, y luego a los toros. Yo salía delante de los toreros con el caballo. El que quedaba bien, pues le daba orejas. Toda la semana salía al ruedo». Así rememora el antiguo alguacilillo de la plaza de toros de Castelló, José Ramos Pons, sus tiempos de paseíllos durante más de medio siglo, que se dice muy pronto.
«Primero sustituía a Vicente Cagarrós, que era el alguacilillo desde hacía muchos años. Yo era un chiquillo y ya me decía sal tú, hasta que con el tiempo me dijo: ¿Quieres salir tú siempre? Empecé muy joven y cuando terminé la mili me pusieron fijo», detalla. Luego salió con su sobrino Octavio, los dos; y con otros, y así ha salido hasta los 80 y pico años. «Mi afición toda la vida han sido los caballos y los toros. He salido a caballo a todas las corridas de toros hasta los 85 años», señala. Se acuerda de ir a lomos de Brillante, «un muy buen caballo, que saqué más de 15 años; y de una yegua de Almassora, que también saqué a la plaza».
Equinos engalanados y una foto singular
Fue pionero en lucir «el traje de alguacilillo, pues anteriormente habían llevado el de corto, que se dice». Al llegar Magdalena, arreglaba a los caballos con tal esmero, con cintas y trenzas, que nadie les hacía sombra. «Una vez el rejoneador Ángel Peralta le dijo: 'Pepe, tú ves delante que si no aquí me matas el caballo mío y se puso bastante separado'», recuerda su mujer.
De toreros ha conocido a todos los de renombre. «Desde Domingo Ortega a Antonio Ordóñez, Diego Puerta, El Cordobés o Chiquillo Segundo. Y de rejoneadores: a Ángel Peralta, Álvaro Domecq, Paquita Rocamora,... Hace años eso», recuerda. ¿Alguna anécdota? Cuando vino El Cordobés el caballo (que era de don Paco León) no quería salir. Era joven y no quería salir a la plaza. Se plantó. Y el fotógrafo taurino Francisco Cano captó el momento. Tuvo expuesta la foto en su escaparate en Madrid más de 15 años».
"Cogía el caballo y salía delante de la cuadrilla"
¿En qué consistía su tarea? Pues cogía el caballo y salía delante de la cuadrilla. Saludaba, recogía a los toreros, los llevaba hasta la presidencia y luego ya empezaba la corrida. Me metía en el callejón y cuando un torero quedaba bien desde arriba el presidente me decía: «Dale una oreja, o dos, o dos y el rabo, etc». Y lo hacía. Si algún picador le pegaba el monosabio al caballo o al toro le llamaba la atención para que no lo hiciera. También tenía cuidado de que no pusieran las capas encima de la madera del corro que también estaba prohibido. Y que no hubiera gente en el callejón, salvo los guardias...
Una afición que le viene de pequeño y de familia
En Magdalena hacían corridas y novilladas becerradas y charlotada toda la semana. Su padre fue tratante de caballos. Pero él era domador y desbravador. Eso ha sido su vida. También estuvo en Dolz y enseñó a montar a Pepe Dolz en la hípica. «Su madre contaba que cuando era pequeño se levantaba por la noche y se subía encima de una silla de montar», señala su esposa.
José guarda también muy buen recuerdo de todos los empresarios de la plaza de toros de Castelló. «Desde Aguilar, que la tuvo más de 30 años y toda la vida he estado con él. Luego, Pepe Luis Ramírez y el torero Diego Puerta. Cambiaban empresarios pero siempre me buscaban a mí de alguacilillo. Luego la cogió Patón y Espinosa; y ahora Balañá, que lleva la plaza de Madrid. Actualmente ya salen unos amigos míos a caballo", repasa.